lunes, 30 de noviembre de 2009

CARLOS CALDERÓN FAJARDO: el viaje que nunca termina

“Estamos viajando como los juglares de la edad media”, nos dijo Carlos Calderón Fajardo en Trujillo, después de presentar EL VIAJE QUE NUNCA TERMINA: LA VERDADERA HISTORIA DE SARAH ELLEN, su última novela (la primera edición está prácticamente agotada a dos meses de su aparición), en la IV Feria del Libro Juan Ojeda de Nuevo Chimbote. Y es que la gira de Sarah Ellen empezó en Lima, en el Centro Cultural de España, cuando previo video de Dolores Delirio, revivimos a la vampiro sepultada en Pisco. La obertura: el poema de Vanesa Martínez, inspirado en Jhon P. Roberts, el esposo leal que acompañó a la inglesa en esa travesía intemporal con escala en la costa del Pacífico. Después fueron las disertaciones de Luisa Fernanda Lindo y Rossana Díaz Costa, quienes coincidieron en que se trataba de una novela de amor, y no habría podido ser de otra manera, qué si no el romanticismo ha sido la columna vertebral que ha sobrevivido a toda historia, aquí lo gótico es la escena, la forma, el lenguaje con el que Carlos Calderón Fajardo teje, de forma magistral, uno a uno los capítulos, para entregarnos una obra maestra que la crítica no ha dudado en calificar como una de las mejores escritas en Latinoamérica. Pero Sarah Ellen tenía que recorrer este país, el síndrome del vampiro errante debía reinsertarse en el imaginario de nuestra historia reciente, por eso el equipo casi completo de Ediciones Altazor dibujó la ruta de lo que sería la peregrinación de la vampiro.

Vanesa Martínez, Carlos Calderón Fajardo, Luisa Fernanda Lindo Y Rossana Díaz Costa. Después de presentar la novela en Lima.

Sarah Ellen partió de Lima hacia Huamanga. Allí Urbano Muñoz, el Presidente de la Asociación de Escritores de Ayacucho sería el responsable de presentarla en sociedad junto con el cineasta y Presidente del grupo “Tercer Ojo”, Felipe López. La prensa estuvo atenta a cada paso del escritor entrevistándolo a punta de filmadoras en diversos canales de televisión. Intentaba buscar alguna fibra perdida del espíritu de la vampiro; en Lima Calderón Fajardo había sentenciado: “Yo soy Sarah Ellen”. Los alumnos de los colegios huamanguinos lo atacaron con preguntas tan interesantes que sorprendieron al propio autor. El Alcalde le rindió un merecido homenaje a su trayectoria literaria, recalcando que era un honor imponerle la medalla de hijo predilecto al nieto del Coronel Víctor Fajardo, héroe de la guerra con Chile, cuyo nombre lleva una de las provincias de Ayacucho y en la noche, un grupo de artistas teatralizó la novela, los asistentes que al inicio se asustaron, disfrutaron con la pasión del Capitán Álvarez, admiraron la lealtad de Jhon P. y no dejaron de sorprenderse con los estrambóticos hábitos de la inglesa, convencida de su naturaleza vampiro. Urbano Muñoz comparó los sacrificios humanos de algunas culturas prehispánicas con las tradiciones europeas del medioevo, concluyendo que la sangre será siempre un tema al que retornen los escritores. Al día siguiente Sarah Ellen visitó Huanta. Posteriormente el Estrella del Mar lo regresó a Lima.

Willy del Pozo, Carlos Rengifo, Harold Alva y Carlos Calderón Fajardo, en la panamericana norte.

En la capital todo estaba listo para iniciar la gira hacia el norte, el viaje que nunca termina cambiaba de ruta, primero fue la cordillera, ahora sería el turno de seguir por la panamericana norte, donde nos esperaban Ancash y La Libertad. Una mañana de miércoles partimos en un navío moderno, el auto Nissan de color guinda o sangre seca hacia Nuevo Chimbote, nuestro destino: la “IV Feria del Libro Juan Ojeda” donde el editor y promotor cultural Jaime Guzmán Aranda nos esperaba con la regidora Rosita Neyra. Esa noche, con un auditorio lleno, Willy del Pozo y Harold Alva, presentaron la última novela de Carlos Calderón Fajardo, quien no solo se limitó a hablar de vampiros y del espíritu iconoclasta que lo puso frente a un monitor para escribirla: como un verdadero maestro, le ofreció a su público una conferencia magistral sobre los cuatro pilares de la literatura moderna en el Perú: Ciro Alegría, José María Arguedas, Mario Vargas Llosa y Julio Ramón Ribeyro. Al día siguiente recorrimos el puerto, su malecón, las islas blancas que han hecho famosa a la ciudad que en su momento cobijó al gran José María.

Harold Alva, Carlos Rengifo, Willy del Pozo, Carlos Calderón Fajardo y Henry Quintanilla, en el malecón de Chimbote, observando las islas blancas.

El día viernes, a las cinco y treinta de la mañana, el moderno Estrella del Mar partió hacia Trujillo. Nunca tuvimos una mejor clase sobre cómo desarrollar una vida dedicada a las letras como en aquel viaje, acompañando a un escritor que se niega a aceptar el calificativo de autor de culto, compartir aquellos días con Carlos Calderón Fajardo, ser testigos de su fortaleza para desplazarse sin descanso de una a otra ciudad con el solo ánimo de transmitir su sabiduría a través del libro, ha sido la mejor lección que recibimos quienes tuvimos el privilegio de abordar con él, aquella nave. En Trujillo nos esperaban Jorge Tume y César Olivares, responsables de Infolectura, la institución que nos invitó a desembarcar en la todavía capital de la eterna primavera. En la noche del viernes, la Casa de la Emancipación, fue testigo de cómo EL VIAJE QUE NUNCA TERMINA, coherente con su espíritu, mantenía caliente la sangre para que la vampiro continúe batiendo las alas, e impulse al equipo de Altazor a no bajar la guardia y permanezca al acecho de otros grandes libros. Y como en toda ciudad, en Trujillo también tuvimos aliados, acompañados de Sócrates Zuzunaga, Alberto Alarcón, Ángel Gavidia, Eduardo Elías, propietario del Torremolinos, Víctor Hugo Chanduví, Presidente de la Academia de Doctores y Gerardo Cailloma, Presidente de la Alianza Francesa de Trujillo; la verdadera historia de Sarah Ellen continuó escribiéndose.


De pie: Sócrates Zuzunaga, Harold Alva, Carlos Calderón Fajardo, Carlos Rengifo. Sentados: Willy del Pozo y Henry Quintanilla, en Trujillo.

El domingo por la mañana partimos de Trujillo, teníamos que regresar a Lima. Estábamos seguros que la travesía tenía que continuar por otras carreteras, por otras vías que quizá aún la propia Sarah desconoce. Estuvimos acompañando a un narrador cuyos ámbitos de escritura transitan por los nervios de la trascendencia, conocerlo así, redescubrirlo en ese viaje es sin duda la marca que llevamos en el pecho.

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* Acaba de llamar Carlos, nos anuncia su retorno de Huancayo donde acaba de presentar la novela y nos indica que estamos invitados a Ica, definitivamente, este es el viaje que nunca termina.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Medalla de Honor para Eduardo González Viaña

Eduardo González Viaña, Luis Alva Castro y María del Pilar Tello
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El día jueves, en horas de la tarde, asistimos a la ceremonia de condecoración por el Congreso de la República a nuestro último fichaje, el narrador trujillano Eduardo González Viaña. María del Pilar Tello de Editora Perú, abrió el acto con una emotiva semblanza sobre Eduardo, amigos desde épocas en las que ambos eran dirigentes universitarios, ahora ella continúa con su actividad periodística y él se ha consolidado como un novelista que goza de prestigio y reconocimiento internacional. Posteriormente María del Pilar le dio el micrófono a Eduardo quien pronunció un discurso sobre sus inicios en la literatura y sobre su persistencia en el oficio, recordó cuando gracias a las historias de su tía Mercedes decidió dedicarse a la escritura, compartió sus experiencias como profesor de una Universidad en los EEUU, contó sobre aquella tarde en la frontera de El Paso y México, cuando tomaron como escenario el propio puente para presentar su libro Los sueños de América que reúne historias de inmigrantes, en el que denuncia los abusos y excesos de un país que todavía se resiste a brindarle igualdad de oportunidades a los latinos. Finalmente Luis Alva Castro, Presidente del Congreso, le otorgó la Medalla de Honor en reconocimiento a sus casi cincuenta años de militante de la palabra, la misma que semanas antes se le fue otorgada al pintor Gerardo Chávez y al maestro Luis Jaime Cisneros. Lucho Alva narró sobre sus años en la Universidad Nacional de Trujillo donde ambos estudiaron derecho, le jugó algunas bromas y recordó las enseñanzas de Antenor Orrego, el filósofo de Pueblo Continente, mentor de ambos, quien le encomendó a Eduardo, cuando apenas tenía 17 años, que escriba sobre la vida de César Vallejo, tarea que ha cumplido con su extraordinaria Vallejo en los infiernos, editada por el Fondo Editorial del Congreso. Para nosotros es un honor tener a Eduardo González Viaña entre nuestros autores. Consideramos que es un acierto que el Estado reconozca en vida a sus artistas, González Viaña es un escritor que en cada una de sus obras y sus actos deja en alto el nombre del Perú; ser culpables de la edición de su última novela: El amor de Carmela, nos alienta a persistir en esta misión de aportar en la historia cultural de nuestro país.

Harold Alva, Eduardo González Viaña, Willy del Pozo y Miguel Ruiz Effio.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Presentación de EL AMOR DE CARMELA de EDUARDO GONZÁLEZ VIAÑA


Este viernes 27 será la presentación de EL AMOR DE CARMELA, la última novela del entrañable escritor EDUARDO GONZÁLEZ VIAÑA, quien después de ser condecorado por el Congreso de la República del Perú, se reunirá con sus lectores en el marco de la 30 Feria del Libro Ricardo Palma. La cita es a las 5 y 30 pm. en el vértice del Museo de la Nación. Los comentarios estarán a cargo de Víctor Coral (Revista Cosas) y Ernesto Carlín (Diario El Peruano). Los esperamos.
Víctor Coral, Willy del Pozo, Eduardo González Viaña, Ernesto Carlín, Harold Alva, en la presentación
de EL AMOR DE CARMELA en la Feria del Libro.

TEOREMA DEL ANARQUISTA ILUSTRADO de ENRIQUE VERÁSTEGUI

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TEOREMA DEL ANARQUISTA ILUSTRADO nos devuelve a un escritor con increíble capacidad para fabular, desde cualquier género. Ahora, Enrique Verástegui, nos presenta una historia compleja que esboza una arquitectura del extremo, de lo irracional, con la que hace suyo el mundo de la neurastenia. En esta novela, Verástegui nos captura con el plan de Rigoletto, su anarquista, quien matemáticamente organiza su fuga del manicomio, donde lo encerraron a merced de fármacos y electroshock. Considerada por Mario Vargas Llosa como una de las mejores novelas de América Latina, TEOREMA no dejará de conmoverlo y sorprenderlo. Si Stanley Kubrick, sometió a tensiones sobrehumanas a sus actores, en El resplandor; Enrique Verástegui, el poeta leyenda, lo someterá a una carrera feroz por los inframundos de la locura.
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Enrique Verástegui. (Cañete, 1950). Estudió Economía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1976 obtuvo la prestigiosa beca Guggenheim de New York que le permitió viajar a Barcelona, Menorca y Paris, donde llevó cursos de Sociología de la literatura en la Ecole de Hautes Etudes en Sciences Sociales. Es integrante del movimiento Hora Zero. En 1978, fue llamado "el poeta prodigio" de Occidente por la revista francesa Les temps modernes (número 590, octubre de 1996) y el "más imaginativo poeta peruano" por la revista estadounidense Inti (número 46, primavera 1997). Perteneció al comité de redacción de la revista Realidad aparte de New York al lado de Lou Reed, Anne Waldman y Pere Gimferrer. En 1999 inventó el Álgebra Simbólica. En el año 2008 fue distinguido con el grado de doctor honoris causa por la Universidad Latinoamericana de la Investigación. Ha publicado En los extramuros del mundo (1971), Praxis, asalto y destrucción del Infierno (1980), Monte de goce (1991), Ética (4 tomos, 1995), Teoría de los cambios (2009), entre otros.

lunes, 23 de noviembre de 2009

EL AMOR DE CARMELA de EDUARDO GONZÁLEZ VIAÑA

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¿Ha oído usted hablar de alguna dama que conoció en la pantalla del chat a un hombre maravilloso y se fue a los Estados Unidos para vivir con él, por el resto de su vida? Esta es la historia de una de ellas. La otoñal Carmela conoce a Chuck Williams, un gringo maduro que se parece a Robert Duvall y está solo en el mundo. Un amor a primera vista, con un pequeño inconveniente: hace más de treinta años que ella está casada. Sin embargo, todo lo superará Carmela y llegará a San Francisco donde la espera el amor y el “sueño americano”. ¿Qué viene después? González Viaña continúa con su saga de historias de la inmigración latinoamericana que le ha producido libros tan importantes como Los sueños de América, Confesión de Florcita o El corrido de Dante. Con este último, obtuvo el Premio Latino Internacional de Novela de los Estados Unidos. El amor de Carmela es el último libro, de este verdadero maestro, en la literatura de América.

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Eduardo González Viaña. (Chepén, La Libertad, 1942). Se graduó de abogado. Realizó sus estudios doctorales en la Universidad Nacional de Trujillo. Se especializó en Lingüística y Literatura en España y en Etnología en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París. El Periodismo, actividad que ha cultivado todo el tiempo, lo llevó a diversos escenarios de guerras en el África y a ser testigo presencial en Irán de la caída del Shah y el inicio de la revolución fundamentalista. Desde la década del 90, reside en los Estados Unidos donde es catedrático en las universidades de Berkeley y de Oregon. En 1969 obtuvo el Premio Nacional de Fomento a la Cultura otorgado por el INC, en 1999 ganó el Premio Internacional Juan Rulfo, el 2002 obtuvo el Premio El Cairo del Instituto Cervantes y el 2007 ganó el Premio Latino Internacional de Novela de Nueva York. Los peces muertos (1964), Habla, Sampedro (1979), Sarita Colonia viene volando (1990), El corrido de Dante (2006), Vallejo en los infiernos (2008) y Maestro Mateo (2009), son algunos títulos de su prolífica obra.

jueves, 12 de noviembre de 2009

PURA SUERTE: Ópera Prima de César Klauer

César Klauer con su ópera prima
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Entrevista: Laylah Ferreyra A.
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César Klauer presentó Pura Suerte, su primer libro, quince historias que divertidamente recorren juegos de azar, amistad y buena fortuna. Publicación que marca el inicio de una vocación a prueba de tempestades, y la tenacidad de un escritor que no dejó su talento a la suerte.
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¿Cómo empezó escribir?
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Empecé a escribir hace unos 20 años. En realidad, empecé leyendo. Creo que todo escritor se inicia así y de repente le pica algo en las manos, la cabeza, el pecho, y siente que hay algo que quiere contar, inventar. Entonces escribí unos cuentos que no he publicado nunca. En esa época enseñaba en la Escuela de Oficiales de la FAP (César es profesor universitario en la UPC actualmente) y le pedí al profesor de literatura que le diera una leída a mis cuentos. Me dio varias pautas, pero principalmente me animó a seguir y, sobre todo, a estudiar y leer mucho.
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¿Y allí empezó el camino que lo llevó a “Pura Suerte”?
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Por cosas de la vida quedó la cosa dormida, hasta que hace cuatro años operaron a mi padre del corazón... Estando en la sala de espera del hospital decidí que para pasar el tiempo debía leer. Compré El Código da Vinci y no he parado de leer desde ese día. Y reapareció la picazón. Entré a algunos talleres, presenté un cuento a los Juegos Florales de la UPC y gané mención honrosa y me dije: ajá, puede ser que tenga algo. Publicaron mis crónicas en la Revista de Magdalena y luego algunos artículos e historias aquí en Generacción.com, las vieron los de Living in Perú, una web para hablantes de inglés, y me pidieron un par de artículos. Ahora ya no puedo estar sin leer y escribir.
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¿Cómo surgió "Pura Suerte"?
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El libro sufrió varias transformaciones, el título, la técnica narrativa, especialmente el uso de diálogos y algunas palabras. Los diálogos no se narran usando los tradicionales guiones; sino que introduzco las conversaciones en el texto, sin comillas, alternando el estilo directo e indirecto. Prefiero en ese sentido el famoso dicho Show don´t tell (muéstralo no lo cuentes); entonces me concentro en narrar las facciones, actitudes, acciones, pensamientos de los personajes, y así, además, crear tensión, elemento básico para un cuento.
. En el Jazz Zone, con Roger Antón, Willy del Pozo, Editor General de Altazor,
César Klauer, José Hidalgo y Harold Alva, la noche de su presentación.
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¿Cuánto tiempo le tomó completar el libro?
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No sé exactamente cuánto me tomó terminarlo. Es que no lo escribí intencionalmente, es decir, simplemente escribía... tengo más de 40 aguardando su oportunidad. Entonces los junté inspirado en el tema de la suerte y ya está, salió el tomo.
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¿De dónde saca las ideas para las historias?
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Nunca puedo establecer un método unitario. A veces leo algo que da pie a querer expandir la idea, otras veces el cuento se me presenta como una aparición, otras quiero escribir algo y no sé el final, se va armando a medida que avanzo en la narración. También sucede que escribo varias páginas y decido que el cuento está atracado y lo dejo ahí, guardado en una carpeta de mi computadora que se llama "Incompletos". Lo que quiero decir es que no todo lo que yo inicio llega a un término; muchas cosas se quedan en el aire.
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¿Cómo convive con su pasión de escritor y de maestro?
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He enseñado por más de treinta años y creo que la literatura me está ayudando a enfrentar el aburrimiento de hacer lo mismo por tanto tiempo. A pesar de que esta actividad me trae variedad, pues enseño a diferentes personas cada semestre, de todas maneras tiene su parte de monotonía. Me gusta hacerlo, siempre hay retos que superar, cada alumno es distinto y necesita de atención especial, hay que crear materiales atractivos, usar nuevas tecnologías para apoyar la enseñanza y es eso al fin de cuentas es lo que me hace quedarme en esta profesión: la posibilidad de inventarme algo.
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¿Qué viene ahora?
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Pues nada, sentarme a ver lo que pasa, disfrutar del momento y esperar que el librito tenga suerte; y que pueda publicar otros.
César Klauer, firmando autógrafos.
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Viaje al malditismo: segunda novela de Coral explora purísima insolencia de los poetas.

Escribe: José Donayre Hoefken
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Tocar fondo, morder el polvo. Estas figuras, tras la lectura de Migraciones, cobran un particular y certero sentido: un arrobamiento de mística estética que desgarra con procacidad. El éxtasis de lo sórdido y la iluminación del horror son las claves de una historia que en realidad encauza varias existencias que se cruzan o repelen —algunas notorias (aunque no notables), otras anónimas, pero no por ello menos intensas o abrumadoras—. Y en esta historia ricamente cifrada, su autor, Víctor Coral, juega a demostrar que sabe muy bien lo que hace, no obstante sus deliberadas trasgresiones narrativas.
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Escrita aparentemente bajo el principio narrativo del progreso de la acción -que en un momento capital de la "historia" se desvela mas bien como lo que es: un artefacto que sin dejar de ser en esencia un libro, permite brindar la sensación de simultaneidad y riqueza que tiene aquello que entra por los sentidos (p. 42)- Migraciones es un ensayo novelado que pretende expresar con una prosa exquisitamente elaborada el peso de la belleza y su incidencia, feliz o desafortunada, en ciertas vidas que tienen -o tienden- a la palabra como refugio para el desapego (como desaparición poética del yo) o paradójica cárcel de libertad.
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El malditismo del poeta español Leopoldo María Panero, "alma gemela" del narrador-protagonista (Bruno Larco), es, sin duda, más que un fascinante leitmotiv de Migraciones. Quizá sea la intrincada epifanía de un dedo medio exhibido con desfachatez y elocuente honestidad.
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Fuente:

LOS EXTRAÑOS de Harold Alva

Escribe: Miguel Ildefonso
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Los extraños (Altazor, 2009) de Harold Alva (Piura, 1978) es la poetización de una ciudad que hace extraña el alma, una Lima en donde nos despersonalizamos para dejar abierta la furia y el desencanto. Una serie de personajes que cargan sus cuerpos como ataúdes, entre veredas como “cicatrices” y versos descarnados: poetas (Los Raros, como en Rubén Darío), asesinos, médicos. Y también animales: tigres, cuervos, perros, ácaros. Aun cuando todos terminamos asesinados por la sociedad, como Van Gogh, existe cierta esperanza; ella radica en ese “alguien” del poema final, un alguien que lo ayude en su redención. La poesía es esa promesa que nos acerca, que nos convoca mediante la belleza, y hace que no nos sintamos ni raros ni extraños en este mundo pasajero.
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Pretendo arrancarme los dientes
Empujarlos con la lengua al precipicio
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Esta es la calle. Mi esquina
Los postes que escupo
Para agigantarles la tiniebla
Aquí es donde hundo mis dedos
Los cartílagos de piedra
Este es el territorio donde escribo
De aquí no pienso retirar los pasos
Aquí no le permito a nadie
Detener las cobras que escapan de mi pecho
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Esta calle esconde los huesos de mi cráneo
Que nadie intente levantar la voz
Este sarcófago La sangre que marca
Mi condición de muerto.
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SOBRE LA NOVELA MIGRACIONES DE VÍCTOR CORAL

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Escribe: Andrea Cabel

Acerca de la primera parte y la metateatralidad: Odio la primera persona. Me parece fácil, vulgar…
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Bruno Larco (el personaje principal de la novela) sigue, -casi- siempre con una mueca de desdén, los consejos de su amigo editor, quien le recomienda que escriba su libro, Migraciones –el que leemos, el que comentamos–, en primera persona. Le dice que con ello atraerá más lectores, le recomienda que deje de lado ciertas tramas y le enfatiza que vaya rápidamente a la historia, y por supuesto, le dice también que su primer párrafo debe ser contundente.
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Como dice este personaje presente/ausente en la obra, su amigo editor, la verosimilitud siempre ha sido y es una treta, un recurso para jugar con los lectores y para generar en ellos un clima de empatía y complicidad de tal modo que se va armando, poco a poco, una historia en la que es posible colarnos –los lectores– y observar desde diferentes planos los sucesos en la vida de los personajes y mejor aún, nos permite sentir la obra como un gerundio, es decir, la obra está sucediendo, y nosotros, con ella.
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He ahí la ventaja a la que alude el amigo editor, la voz consejera en el hombro del personaje que cuenta su historia, la ventaja de hacernos parte de la historia desde el primer párrafo. Y, ciertamente, estamos sucediendo conforme avanzamos las páginas, el tránsito íntimo y vital del que trata el presente libro nos incluye, nos conversa directamente, nos mete en su discurso, nos cuestiona y nos responde; estamos ante una novela que nos atrapa desde un primer momento más que por la trama o por el lenguaje o por los personajes bien delineados, por la capacidad de aproximarnos a nosotros mismos a través de dos historias paralelas que vemos atentamente conforme pasamos, migramos.
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De ahí que el primer punto para comenzar el viaje sea el uso de la metateatralidad dentro de su obra narrativa, el uso de la vida real contando una historia seudobiográfica. Me explico, todas las obras artísticas, posiblemente, carguen con una marca biográfica, de ahí que esta no sea la excepción; sin embargo, el autor de Migraciones y el personaje principal de la novela, más parecen ser reflejos que un mismo personaje-autor bifurcado.
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Sucede que la trama principal de la novela es la vida de Bruno, quien comienza, como dice, …contraviniendo una tendencia dominante, no empezaré por mi infancia. No creo que la mía, pueril y hasta monótona (...) tenga mucho interés para el desarrollo y sentido de este relato. Por lo demás, el psicoanálisis clásico freudiano y su obsesión con la importancia de la primera infancia en el derrotero de la vida de los hombres, siempre me causó suspicacias…(p. 9)
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El personaje es un adulto que transita por las calles de Lima sin un sol en el bolsillo que le alumbre los ojos, y con ojos grandes y verdes para leer y leer de manera rigurosa y disciplinada todos los volúmenes que pudieran caer en sus manos. El personaje es un crítico y un asiduo corrector de su propio estilo –aunque luego conseguirá justamente un trabajo de corrector de estilo–, uno que se construye de modo fresco e inteligente, como en el teatro, en donde nada está colocado por azar, todo tiene una razón y el mismo personaje-autor constantemente nos da las explicaciones del caso y nos induce a pensar más fríamente, más cercanamente a él.
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Poco se sabe de sus padres, de su infancia. Como bien dice, va a la historia de frente, una historia que es justamente la suya propia, la que está sucediéndole: sus encuentros amorosos, sus encuentros sexuales, sus encuentros literarios, sus encuentros consigo mismo, sus desencuentros, el profundo fantasma que le persigue a lo largo de sus cavilaciones y páginas: el alcohol.
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Bruno tiene más que inteligencia para defenderse de sí mismo, para ello, por ejemplo, usa la literatura, usa los libros y se aferra a los espacios físicos y metafísicos (sus reflexiones, sus críticas y autocríticas, sus concienzudas maneras de acercarse a las cosas) para reivindicar su propia disidencia, su propia necesidad de reforzar su tránsito.
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Si bien es cierto que el personaje es un observador y gracias a eso podemos acercarnos a los personajes que construye y deconstruye también (el caso de Cecilia y de Sheyla, los dos primeros y opuestos amores que narra, son muy claros sobre este último punto) esta primera parte nos deja en claro ante quién estamos y ante qué tipo de lectura estamos también.
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No es solamente una novela, una historia personal con rasgos biográficos, es la deconstrucción de un sujeto aparentemente subalterno que transita de su condición periférica y posiblemente muda, hacia una hegemónica, puesto que maneja el lenguaje y la conciencia por sobre el vicio que lo aturde. Ante todo, Bruno (palabra sinónima de oscuro) tiene luz para leer los trazos de sus manos y los trazos de sus viajes, escribe con la perseverancia zurda de un hombre que ha probado el golpe del asfalto contra sus propios huesos, las caídas y las varias veces que debe levantarse para seguir y encontrar una razón más allá, un fin en sí mismo.
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El reencuentro entre Leopoldo Panero, Martín Adán, Bruno Larco, Oquendo de Amat y Víctor Coral: Me pides que te cuente mi paso por tu país, mi paseo por los pasillos de la muerte de tu literatura. Sea. (p.66)

La segunda parte marca un quiebre con la trama principal –la vida de Bruno Larco– y muestra, más bien, la subtrama en el libro: la correspondencia del personaje principal con su principal personaje ficticio.

Nuevamente, una historia dentro de otra, como la vida misma: la metateatralidad como juego de espejos y de reflejos, una complicada y natural forma de explicar lo cotidiano en un escritor; es decir, cómo la anécdota puede ser narrada y puede trascenderse a sí misma siendo contada desde la perspectiva de un autor que juega a ser personaje y viceversa.

La segunda parte, posiblemente sea la más lograda del libro. Esto por tres razones. En primer lugar, porque el autor logra imitar una voz mucho más complicada que la de un personaje que no existe, el autor imita la letra y la voz de Panero, un poeta interesado en las tierras del Perú, interesado en conocer a Martín Adán e interesado en conocer el color azul y rojo del cielo y las tierras de Puno, lugar de nacimiento del gran poeta peruano Oquendo de Amat, a quien también admira.

Las cartas son un valioso testimonio para Bruno de que su admiración puede tener un correlato real, y al mismo tiempo puede generar un margen de duda en el lector puesto que están redactadas con una pericia y una sensibilidad rigurosa y fluida. La imaginación pasea entre líneas en una novela y el conocimiento sobre autores, sucesos, teorías y demás también; sin embargo, lo que realmente llama la atención de esta inclusión de las cartas que Panero le respondía a Bruno es que dentro de este proceso migratorio, las cartas en verdad existieron.

Con esto no quiero decir que las cartas incluidas en este libro constituyan parte del patrimonio del poeta, si no que más bien constituyen parte de la aguda creatividad del otro poeta, del autor, que aunque presente ahora una novela, no deja de ser poeta de alto vuelo.

Es en este momento en el que el lector presiente –es decir, la sutileza se mantiene hasta el final– que se quiebra el espacio metateatral en el que el personaje puede jugar con su imagen y con la del autor mismo y puede transitar por Lima, por Puno, por Madrid, y por los cuerpos de algunas mujeres que posiblemente no amó (porque esta no es una novela de amor hacia los cuerpos si no, en todo caso, hacia las letras, hacia los reencuentros, hacia las búsquedas); el amor existe en la necesidad de este personaje que se construye poco a poco como una sensible y enajenada víctima de sus conscientes excesos y desencuentros.

Sobre los espacios que transita en su viaje vital, Puno resulta uno importante, quizás, más importante que el Sanatorio en el que Bruno encuentra a su admirado poeta Leopoldo Panero con quien había llevado la correspondencia, en parte, incluida en la segunda sección de sus Migraciones. Señala con destreza y harta verosimilitud el poeta –ficticio– Panero: Allí, en Puno, supe que se podía permanecer intocado y profundo sin renunciar a la belleza y a la luz, tal como el lago lo hacía (p. 88).

El lugar se combina con el autor de esta tierra, por decirlo de un modo literario, con Oquendo de Amat; respecto de él, Panero dice en la última carta incluida: el poeta fue un guía en este viaje de las imágenes y el aprendizaje de lo real. Sus versos no me ayudaron a comprender nada, evito maquillar; pero fueron como una brisa continua que aireara mi visión de este autodescubrimiento deslumbrante…

La primera relación está fuertemente hecha: los viajes de Panero coinciden con los viajes de Bruno, sus búsquedas, sus amores y vicios, sus excesos y sensibilidades transitan por huellas y caminos similares. Por último, sus ojos, los de ambos, observan el mismo lugar de homenaje: por un lado, Martín Adán, quién recibe a Panero cuando –ficticiamente– este viene a Lima y lo busca para acabar luego de media hora de conversación, dejado de lado por el poeta Adán al no conocer lo suficiente de literatura española justamente, y por otro lado, hacia Oquendo de Amat, quien en forma musical, de acordeón, con sus Cinco metros de poemas, alberga los ojos y las distancias rurales, culturales y literarias con Bruno y con Panero. Ambos, finalmente, poetas. Sujetos de búsqueda, hechos de tránsito.

Luego, el poeta autor de sus Migraciones nos dice: el resultado, como había previsto con mi acostumbrado fatalismo, fue distinto. Entreví lo que podía entenderse como una nueva apertura: la comprensión del paisaje andino como un reflejo mudo de nuestra identidad perdida u oculta…(p.95)

Las dos experiencias de viaje, las de Panero y las del personaje–narrador Bruno Larco, nos muestra de modo paralelo el triunfo que es equivocarse a veces. La fortuna que es decir, finalmente …en adelante, solo había camino hacia arriba. Eso estaba bien” (p.97).

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La ilusión de la libertad: …Luego de haber experimentado todo o casi todo, a mis 29 años, arrojado por mi propia vida al agradable reto de vérmelas con la escritura, única forma de superar el desencuentro de mi ser con lo externo

El final de la historia mantiene la calidad formal de las dos primeras partes, incluye una escena extensa narrada a modo casi cinematográfico en la que el autor conoce a una mujer que sufre la agonía eterna de su esposo escondido en un sótano, una mujer a la que él mismo llama mujer y encontramos un otro reconocido por el sujeto –ya capaz de nombrarse y de nombrar las cosas que le rodean con la autoridad que se siente al saber (o presentir) el fin de su viaje–; es decir, a estas alturas de la novela, en palabras del personaje principal: …el poeta se había construido, primero, una nueva visión (de la poesía) luego una misión (personal), y finalmente un motivo para sosegar sus impulsos y dedicarse a lo que más le importaba: crear. Este proceso constructivo había sido completamente necesario, y si así quería verse, era análogo a un proceso terapéutico, en gran medida.

En su búsqueda de la pureza andina de Oquendo, Panero ponía en juego, qué duda cabe, toda su admiración auténtica y febril por la poesía, algo notable en estos años. Pero también había allí una necesidad interna de cerrar una etapa, de clausurar una ventana que, a diferencia de las del mundo real, daba a una pared destartalada y negra, que el poeta se había empeñado en embellecer, con innegable éxito, desplegando todo su talento. Lo mismo pude pensar yo de mi viaje (p.95).

Por ello la inclusión de esta etapa, en la que conoce a esta mujer, Ariana, y entabla una relación con ella y se da cuenta del horror que esconde tras una puerta, solo sirve como un vaso conductor del narrador para incluir un tema político en medio de la obra hasta ahora poética y narrativa. Tema interesante para acabar la novela, puesto que el misterio de la mujer genera en él el horror necesario para ofrecerme a mí mismo la posibilidad de ser otro sin abandonar lo mejor de mí (p.107). Y esta posibilidad lo llevó a buscar al poeta con el que se había escrito tanto y del que nos cuenta el paralelismo vital, Leopoldo Panero, y la maravilla que le causó encontrar en él la más pura insolencia.

Y el viaje acaba aquí, en una pared blanca extendiéndose a lo largo del camino que Bruno había tratado de pintar durante toda su vida, como sentenció en su única frase Panero: La oscuridad es solo ausencia de luz (p110) y Bruno (oscuro) encontró la voz amable de la insolencia, de lo impecable que es el reencuentro, finalmente, con la posibilidad de recuperar una percepción distinta de lo real, entendiendo lo real, no como lo entendería Zizek, sino como lo dice el mismo Bruno, como las relaciones e interconexiones que se dan entre lo material, lo interpersonal y lo supraindividual en el tiempo que compartimos (p. 107). Y se cumple lo dicho anteriormente a partir de esto, en adelante, solo había camino hacia arriba. Eso estaba bien(p.97), y el camino es el que él mismo propone y reconoce como el correcto en el encuentro final con Panero, ambos disidentes, lúcidos y transgresores sujetos de letras y situaciones.

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Fuente: http://jc-noticiasdelinterior.blogspot.com/2009/11/andrea-cabel-escribe-sobre-la-novela.html

lunes, 9 de noviembre de 2009

GONZALEZ VIAÑA: MEDALLA DE HONOR DEL CONGRESO

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Para Ediciones Altazor es un privilegio contar entre sus autores a Eduardo González Viaña. En la próxima feria del libro Ricardo Palma que se realizará en el vértice del Museo de la Nación, presentaremos su nueva novela: EL AMOR DE CARMELA, que forma parte de la Colección Biblioteca Altazor. Por su dedicación a la literatura, el Congreso de la República le dará una medalla de honor. Compartimos la noticia:
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La Medalla de Honor del Congreso del Perú en el grado de Gran Cruz va a ser conferida al escritor Eduardo González Viaña en ceremonia que se realizará en esa sede legislativa el jueves 26 de noviembre a las 6.30 de la tarde. Es la mayor condecoración de ese poder del estado. El autor, quien viene de Estados Unidos para ello, ofrecerá una conferencia en el mismo lugar.

María del Pilar Tello, presidente del directorio de “El Peruano” y Luis Alva Castro, presidente del Congreso del Perú, le entregará la condecoración.

Autor de unos treinta títulos, catedrático en los Estados Unidos, Premio Internacional de Novela en ese país, Premio Nacional de Cultura del Perú, Premio Internacional Juan Rulfo de narrativa, Miembro Correspondiente de la Academia de la Lengua, entre otros de sus galardones, González Viaña ha expresado en sus obras la esforzada y milagrosa epopeya de la inmigración hispanoamericana en los Estados Unidos.

Eduardo González Viaña entregó hace poco la primera novela biográfica acerca del poeta César Vallejo, su paisano y, como él, estudiante de la Universidad Nacional de Trujillo. Con el hasta ahora casi desconocido expediente judicial a la mano y una serie de cartas inéditas, el autor recreó la espantable experiencia carcelaria del mayor poeta peruano así como el encanto sin límites de una vida fascinante.

Su novela El corrido de Dante es considerada como un clásico de la inmigración en Estados Unidos. En menos de dos años, ese libro (Arte Público, USA, 2006) ha tenido cinco ediciones en países e idiomas diferentes. En castellano e inglés, en Texas, Estados Unidos. En italiano, en Siena. En marzo del 2008, apareció la edición española, en Alfaqueque y en agosto, la latinoamericana, en Planeta.

Por ese libro, en julio del 2007, González Viaña obtuvo el Premio Latino Internacional de Novela de los Estados Unidos en un evento muy comentado por la crítica norteamericana en el que el segundo premio fue compartido por las reconocidas novelistas Gioconda Belli e Isabel Allende.

El autor publica cada semana "El correo de salem", una columna periodística que aparece simultáneamente en decenas de diarios de América y en “La Nueva España”. Además de vibrante defensa de los inmigrantes, esa columna intenta ser una radiografía de la vida norteamericana.

Orador fascinante, se descuenta que su presentación llenará el tradicional hemiciclo del Senado. Este mismo año, Gonzalez Viaña congregó multitudes en la Biblioteca Nacional, y el local de la Asamblea Nacional de Rectores, entre otros. La entrada es libre previa presentación del DNI.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Altazor: noticias desde Piura.

Bernal (Piura).- Con el sello de la prestigiosa editora “Altazor”, el escritor bernalense Jorge Tume Quiroga presentó el domingo en Bernal, su nueva creación titulada “Fic y la Rebelión de los Niños”, y anunció que hará lo mismo en las ferias de Lima.
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La ceremonia de presentación de libro se realizó en la plazuela cívica Ramón Castilla, y presidieron la mesa de honor el autor de Jorge Tume, el alcalde distrital Félix Ayala Cherre, el escritor trujillano Cesar Olivares y el representante de Altazor, Harold Alva, quien anunció que este libro estará presente además en la Feria del Libro de Lima y en la Feria Internacional del Libro que se desarrollará en México este mes.
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