lunes, 13 de diciembre de 2010

ADAGIO de LUCÍA NOBOA.

Este martes 14 de diciembre a las 7:30 pm. presentamos la primera novela de Lucía Noboa: ADAGIO. Los comentarios estarán a cargo de la periodista Mávila Huertas, y los escritores Willy del Pozo y Harold Alva. El ingreso es libre. La cita es en el centro cultural LA NOCHE de Barranco, ubicado en la calle Bolognesi.

LUCÍA NOBOA. Tiene 20 años. Acaba de cumplirlos. ADAGIO es su primera novela. El largo aliento de su prosa sorprende por el ritmo con el que maneja sus historias. Esta primera entrega tiene 356 páginas que cautivan por el modo como se dosifica la tensión en un escenario donde adolescentes, no humanos, salen en busca de aquellas respuestas que solo puede ofrecerles la perpetuidad, pero más allá de la muerte. ADAGIO es una joya gótica. Atrévanse a leerla.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

La Novia de Corinto de CARLOS CALDERÓN FAJARDO

Escribe: Cosme Saavedra Apón
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La Novia de Corinto es la última novela de Carlos Calderón Fajardo, publicada por Altazor. Antes nos deleitó con el Viaje que nunca termina (La verdadera historia de Sarah Ellen). En esta novela primera de la saga de Sarah Ellen, se narra pues el periplo de una dama inglesa y su esposo John P. Roberts, ambos, corroídos por el exceso de lecturas de horror, un viaje hacia lo sobrenatural, la tumba de Sarah yace en Pisco murió allá por el año 1917, ella prometió resucitar 80 años después, causando revuelo en la prensa nacional y los chamanes que se congregaron para lanzar conjuros y evitar que la vampiro resucitara, eso por el año 1997.
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En esta nueva novela, la segunda de la saga llamada La novia de Corinto. Sarah Ellen vuelve a la vida en el cuerpo de Rosalía Espichan, una mujer de sendero que había sido muerta por haber decidido retirarse de sus filas. Sarah Ellen se presenta en el cuerpo de Rosalía Espichan nada más y nada menos que a un tal Ismael Gonzales. Dialogan por mucho tiempo entre ambos. Sarah Ellen quiere saber muchas cosas sobre Ismael y mucho sobre la muerte del cuerpo que habita lo encontrará allí, en la memoria de la difunda camarada Lilith.
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Es increíble como Carlos Calderón Fajardo, un narrador acucioso, con una precisión avasalladora va entramando una historia que inicialmente tal vez nos rehusemos seguir leyendo, porque desde el inicio nos relata algo que escapa de toda especulación imaginativa, de toda lógica ficcional: qué podía hacer Sarah Ellen yendo a visitar a Ismael. ¿Acaso el vínculo común entre ambos podía ser un pacto de sangre que corría a raudales por dos vertientes la de la leyenda y la de la realidad?
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Una proeza, algo que me ha resultado magnifico y hasta me he deleitado con ello, es pues la maestría con que Calderón Fajardo diseña sus personajes, dignos de una novela gótica, en la que no faltan las damas misteriosas que se agazapan entre sus alas cartilaginosas, no obstante aquí no encontramos largos colmillos ni las apremiantes ganas de chuparle el plasma a la gente sino esa sed de recuperar la memoria, de almacenarla, de compararla y exhibirla, de concatenarla y narrar una historia. Existen personajes como el doble de Ismael y el Pensamiento Gonzales. El pensamiento Gonzales, sin temor a equivocarme, es quien narra la historia. Este pensamiento asiste pues al derrumbamiento del cerebro que lo albergó, de aquel cuerpo que finalmente reclamaba unirse a su novia, porque para él también había su Novia de Corinto, esperándolo.
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La novia de Corinto también es el título de un poema del poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán Johann W. Goethe. Que justamente es inspirado de un relato de la antigua Grecia, de una joven llamada Filinion que murió de pena al ser entregada en matrimonio a un hombre al cual no amaba y seis meses después volvió de la tumba para encontrase con su verdadero amado llamado Macates. Esto pienso que ha servido a Carlos Calderón Fajardo no como una fuente de inspiración sino para dar una pista al lector, atento a los temas góticos, acerca del matiz de la novela narrada. Para llegar a la misteriosa y tal vez deliciosa idea de que para cada infausto amor debe haber Una novia de Corinto a la espera, espero que para mí también haya una.
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El tramo de la novela, en el que llega a su clímax la narración, creo yo, es cuando se realiza el encuentro de la camarada Lilith, ahora habitada por Sarah Ellen, con su asesino, el doble de Ismael, al cual le ordenaron que la acribillase. Rosalía Espichan lo busca hasta encontrarlo escondido como un murciélago en un viejo sótano de una iglesia al lado de las imágenes sagradas rotas, sin aureolas ni alas, allí le dirá para viajar juntos a Corinto, luego de varias sesiones de amor y sexo. La vampiro y el cuerpo de Rosalía cobran su venganza, el doble de Ismael sería liquidado pero quien escapa con el auto es quien narra la historia, es el pensamiento Gonzales. Una novela que no solo muestra ser una búsqueda de aquellas zonas ignotas de la realidad detrás de las leyendas urbanas, también es un encuentro con aquellos personajes que nos causaron muchas lágrimas, que hicieron del Perú una llaga gigantesca como la que lucía en el cuello el doble de Ismael. La leyenda urbana de una mujer vampiro le entrega la frescura temática y el valor de la fantasía a un asunto tan siniestro, confuso y doloroso como lo fue la lucha armada en el Perú.
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Esta novela es una hazaña gótica, una novedad en el género narrativo nacional, espero que ustedes también puedan deleitarse y reflexionar con ella.
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En la foto: Carlos Calderón Fajardo y los apóstoles.

INFORME DESDE HUAMANGA: continúa la cena.

Huamanga es una ciudad maravillosa. Sabía de ella, de sus telares, de su artesanía, pero no la conocía, hasta que se presentó la oportunidad de viajar con los doce apóstoles de Ediciones Altazor. Después de un buen primer día de inauguración, ayer continuó la cena. En la mañana visitaron dos colegios, por la tarde continuaron las presentaciones de libros. Ayer fue el turno de BIENVENIDO FRANCISCO CAOBA, la novela de H. Quintanilla, LAS HOJAS MUERTAS de Giancarlo Andaluz y FROYLÁN ALAMA, LA LEYENDA de Teodoro Alzamora. Este encuentro de narradores soprende porque nos permite reconocer otros centros donde la cultura permanece inalterable; aquí, en Huamanga, escritores como Víctor Tenorio, Marcial Molina Ritcher y el esfuerzo admirable de la gente de Altazor le dan movimiento, la hacen trascender. Hoy llegó Patricia de Souza, ya se unió al grupo, este miércoles promete. Lo valioso es que la población de Huamanga responde al evento, los auditorios hasta el momento han estado con baastante concurrencia, hay interés, emociona la asistencia. (F.CH.)
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En la foto: Quintanilla, Willy del Pozo, Carlos Calderón Fajardo, Jorge Tume Quiroga, Teodoro Alzamora, Augusto Higa Oshiro, Giancarlo Andaluz, Carlos Rengifo, Julio Zavala y Cosme Saavedra Apón.

lunes, 29 de noviembre de 2010

EMPEZÓ LA CENA DE LA CULTURA: LOS 12 APÓSTOLES EN HUAMANGA

Informa: Fernando Chang
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Ayer (lunes 29 de noviembre) empezó por todo lo alto el I ENCUENTRO DE NARRADORES: LA ÚLTIMA CENA, organizado por Ediciones Altazor en Huamanga. La bienvenida a los escritores fue con banda, la música de esta tierra como símbolo de sus brazos abiertos a estos embajadores de la cultura. Los doce apóstoles son: Carlos Calderón Fajardo, Augusto Higa Oshiro, Teodoro Alzamora, Gabriel Rimachi Sialer, Giancarlo Andaluz Queirolo, Carlos Rengifo, Julio Cabrejos, Jorge Tume Quiroga, Cosme Saavedra, y los locales Henry Quintanilla, Víctor Tenorio y Patricia de Souza quien arribará de Venezuela el 1 de diciembre.
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Previa visita al colegio San Juan Bosco, se realizaron dos mesas redondas, la primera entre los escritores Jorge Tume, Cosme Saavedra, Henry Quintanilla y Julio Cabrejos en torno a la selección del personaje en las obras infantiles; y la segunda tuvo como eje temático “la violencia y la corrupción en la literatura peruana contemporánea”, con Augusto Higa Oshiro, Gabriel Rimachi Sialer, Julio Zavala y Cosme Saavedra como ponentes. Con auditorios llenos, y con buenas preguntas del público se cerraron los debates, para durante la noche, iniciar con las presentaciones de libros. Serán cuatro días de debates y lanzamientos.
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Anoche se presentó FIC Y LA REBELIÓN DE LOS NIÑOS del narrador de Bernal (Piura) Jorge Tume Quiroga, cuyo comentario estuvo a cargo de Julio Cabrejos. FIC Y LA REBELIÓN DE LOS NIÑOS. Jorge Tume ha construido con Fic, una fábula que nos retorna no al niño sino a los niños que llevamos dentro, desde donde los límites no existen y lo ingenuo se torna esa fortaleza que nos permite mirar sin sobresaltos este mundo que los adultos no aprendemos aún a proteger, y esto es algo que hace que su lectura sea imprescindible, cuando estén embarcados con la historia se darán cuenta sobre lo importante de nuestras tradiciones orales, sobre lo valioso de salir a la calle sin el límite de llamarle a los árboles: árboles, sino Mateo, o Alana; o a los animalitos con quienes nos cruzamos a diario, quienes quizá entendieron mejor que nosotros su rol sobre el planeta.
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Se presentó EL CAZADOR DE DINOSAURIOS del escritor limeño Gabriel Rimachi Sialer, con los acertados comentarios de Augusto Higa Oshiro, el narrador del Grupo Narración, uno de los más importantes de la década del setenta. EL CAZADOR DE DINOSAURIOS es la primera antología personal de un escritor que apenas frisa los treinta. Su conocimiento de la ciudad sobre la que fabula y la geografía estremecedora con la que construye los personajes ha hecho de sus historias, textos en los que sus lectores se desplazan con la inquietud del golpe, del derechazo a traición que los conmueve y nos constata el temperamento de una obra consistente.
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Y finalmente la noche terminó con el lanzamiento de LA NOVIA DE CORINTO y LA CONCIENCIA DEL LÍMITE del consagrado Carlos Calderón Fajardo, cuya responsabilidad estuvo sobre los jóvenes narradores Cosme Saavedra y Julio Zavala. LA NOVIA DE CORINTO (El regreso de Sarah Ellen), es una novela en la que la famosa vampiro encara a la ideología de un personaje siniestro de la historia contemporánea de la política, pero lo hace a través de una construcción inédita entre nuestros novelistas: una obra en función a diálogos con los que CCF desnuda el terror y la locura de un obseso atrapado en sí mismo que tiembla frente a la verdad de la vampiro. Y la CONCIENCIA DEL LÍMITE ÚLTIMO es una de las novelas negras o policiales más importantes de nuestra literatura, un libro donde la desesperación del escritor es la raíz que nos mantendrá al acecho de cómo va desarrollándose la historia.
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Sin duda un día inolvidable para la cultura de Huamanga, Altazor ha inaugurado una estupenda iniciativa, una cita histórica, una reunión en la que los intelectuales están demostrando su compromiso con la democratización del libro y su preocupación por la educación de nuestro país. Hoy continúa la cena, la mesa ya está servida.
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En la foto: De pie, Marcial Molina Ritcher, Jorge Tume Quiroga, Teodoro Alzamora, Augusto HIga Oshiro, Julio Cabrejos, Gabriel Rimachi Sialer, Carlos Rengifo. Sentados: Henry Quintanilla, Fernando Chang, Willy del Pozo, Julio Zavala y Cosme Saavedra Apón.

viernes, 26 de noviembre de 2010

I ENCUENTRO DE ESCRITORES LA ÚLTIMA CENA: PROGRAMA

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Firmes con la propuesta de descentralizar el libro y la cultura, EDICIONES ALTAZOR inaugurará el lunes 29 de noviembre del presente el I ENCUENTRO DE NARRADORES LA ÚLTIMA CENA en la ciudad de Huamanga, Ayacucho. Se trata de un evento sin precedentes cuyo objetivo es lograr que Ayacucho, tierra donde se independizó América del Sur, se convierta en el centro de reunión de la literatura peruana contemporánea. Serán cuatro días donde los escritores convocados compartirán sus experiencias en torno al libro y la escritura.
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La coherencia del concepto eligió a doce narradores de diversas ciudades. Insistimos que la literatura no es solo Lima, por eso es necesario conocer sus otros centros. Los apóstoles de esta cena son: Augusto Higa Oshiro (ex miembro del grupo Narración durante la década del setenta), Carlos Calderón Fajardo (puneño, fundador de la literatura gótica en el Perú), Patricia de Souza (ayacuchana, residente en Venezuela, una de las voces más sólidas de nuestra literatura), Carlos Rengifo (el narrador de la Lima decadente), Gabriel Rimachi Sialer (el desgarro de su obra lo apuntala como uno de nuestros más inquietantes narradores), Teodoro Alzamora (piurano, el regionalismo de su propuesta sobre Froilán Alama, el bandolero, ha oxigenado la novela de aventura), Henry Quintanilla (autor de Francisco Caoba, la exitosa trilogía para niños), Cosme Saavedra (narrador de Sullana, autor de la novela Wálac y de dos libros de cuentos), Giancarlo Andaluz Queirolo (con una contundente primera novela), Julio Cabrejos (padre de Pequito el aventurero), Víctor Tenorio (ayacuchano, Premio Nacional de Literatura Quechua y autor de varios libros de cuentos, ensayo, poesía) y Jorge Tume Quiroga (piurano, escritor y promotor cultural, acaba de recibir el premio Personaje del Año, otorgado por RPP). Los doce escritores han sido publicados por ALTAZOR.
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El I ENCUENTRO DE NARRADORES LA ÚLTIMA CENA, empezará el lunes 29 de noviembre y terminará el 2 de diciembre. Los escenarios de las ponencias y presentaciones de libros serán los auditorios de las instituciones educativas de Ayacucho y sus centros culturales. Otro hecho que sabemos será un aporte para curar las fracturas de este país que todavía espera involucrar a sus escritores en la enorme tarea por la democratización de sus culturas.
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29 de noviembre
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10:00-12:00: Mesa redonda:
“El personaje en la literatura infantil. ¿Con quién se identifica mejor el lector, con la flora y fauna como protagonistas o con los seres humanos?”
Ponentes: Jorge Tume, Cosme Saavedra, Henry Quintanilla, Julio Cabrejos
Lugar: Auditorio de la Facultad de Educación de la UNSCH
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16:00-18:00: Mesa redonda:
“La violencia y la corrupción en la literatura peruana contemporánea”
Ponentes: Cosme Saavedra, Augusto Higa, Gabriel Rimachi Sialer, Julio Zavala
Lugar: Auditorio de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la UNSCH
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Ciclo de presentaciones:
Lugar: Centro Cultural de la UNSCH - Sala Cine 2° piso
18:00-18:40: Fic y la rebelión de los niños de Jorge Tume
Presentación: Julio Cabrejos
18:45-19:25: El cazador de dinosaurios de Gabriel Rimachi Sialer
Presentación: Augusto Higa
19:30-20:10: La novia de Corinto y La conciencia del límite último de Carlos Calderón Fajardo
Presentación: Cosme Saavedra y Julio Zavala
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30 de noviembre
Ciclo de presentaciones:
Lugar: Auditorio Centro Cultural de la UNSCH – Sala Cine
17:00-17:40: Bienvenido, Francisco Caoba de Henry Quintanilla
Presentación: Jorge Tume
17:45-18:25: Las hojas muertas de Giancarlo Andaluz
Presentación: Henry Quintanilla
18:30-19:10: Froilán Alama. La leyenda de Teodoro Alzamora
Presentación: Víctor Tenorio

19:15-21:10: Foro/cine: Ensayo sobre la ceguera / Proyección de la película
Ponentes piuranos: Teodoro Alzamora, Cosme Saavedra y Jorge Tume.
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1 de diciembre
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10:00-12:00: Mesa redonda:
La revolución en la novela: crisis en la narración. ¿Podemos seguir escribiendo como en el pasado, qué ha cambiado la revolución de los medios, cómo ha transformado la escritura, y qué historia podremos construir ahora?
Ponentes: Gabriel Rimachi Sialer, Carlos Rengifo, Patricia de Souza
Lugar: Auditorio de la Facultad de Educación de la UNSCH
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Presentación para docentes de EBR y EBA
Lugar: Auditorio de la Dirección Regional de Ayacucho
16:00-16:40: Pequito, el aventurero y la maldición del pirata de Julio Cabrejos
Presentación: Teodoro Alzamora
16:45-17:25: Tristán de Patricia de Souza
Presentación: Carlos Calderón Fajardo
17:30-18:20: La casa de Albaceleste de Augusto Higa
Presentación: Carlos Rengifo
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19:00-20:15: Foro: Globalización, literatura y arte
Ponentes: Patricia de Souza, Carlos Rengifo y Víctor Tenorio
Local: Auditorio de la Universidad Alas Peruanas – ADRA
.2 de diciembre
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10:00-12:00: Mesa redonda: “Literatura regional vs. Literatura cosmopolita”
Ponentes: Carlos Calderón Fajardo, Augusto Higa, Teodoro Alzamora, Víctor Tenorio
Lugar: Auditorio del Instituto Superior Nuestra Señora de Lourdes
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16:00-18:00: Foro: Vargas Llosa: primer Nobel del Perú
Ponentes: Carlos Calderón Fajardo, Carlos Rengifo y Gabriel Rimachi
Lugar: Auditorio del colegio Jean Paul Sartre
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Ciclo de presentaciones
Lugar: Auditorio del Centro Cultural de la UNSCH – Sala Protocolar
17:00-17:30: Walac de Cosme Saavedra
Presentación: Gabriel Rimachi Sialer
17:35-18:05: El puente de las libélulas de Carlos Rengifo
Presentación: Patricia de Souza
18:15-19:00: La procesión de los gatos y La danza del gallo de Víctor Tenorio
Presentación: Marcial Molina y Elmer Aliaga
Clausura del evento

domingo, 21 de noviembre de 2010

I ENCUENTRO DE NARRADORES LA ÚLTIMA CENA

Hace algunos años un grupo de escritores decidimos separar las tardes de nuestros jueves para reunirnos en una especie de cenáculo al que denominamos LA ÚLTIMA CENA. Como en la leyenda bíblica los convocados fuimos doce. Los primeros asistentes fueron Ricardo Ayllón, Florentino Díaz, César Sánchez Torrealva, Henry Quintanilla, Róger Antón Fabián, Gabriel Rimachi Sialer, Carlos Rengifo, Antonio Moretti, Miguel Ruiz Effio, Marco Cárdenas, Willy del Pozo y yo. Cada quien ejercía un rol apostólico. Compartíamos lecturas, revisábamos nuestros textos y discutíamos sobre autores. Los apóstoles llegábamos con nuestra respectiva llave: una botella de vino tinto. La idea era consolidar nuestro hermanamiento en función a la literatura. Uno de los objetivos: trasladar la reunión hacia otro auditorio; hacer públicas nuestras inquietudes a través de un encuentro, seminario o presentación de libro colectivo. Lo que empezó como la reunión de un grupo de amigos; ahora, gracias a la persistencia de su más preclaro miembro (Willy) se ha constituido como un prometedor encuentro de escritores en Ayacucho.
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La coherencia de la propuesta de ALTAZOR eligió a 12 narradores de diversas ciudades del país. Insistimos que la literatura no es solo Lima. Los nuevos apóstoles son: Augusto Higa Oshiro (ex miembro del grupo Narración en los setentas), Carlos Calderón Fajardo (puneño, fundador de la literatura gótica en el Perú), Patricia de Souza (ayacuchana, residente en Venezuela, una de las voces más sólidas de nuestra literatura), Carlos Rengifo (el narrador de la Lima decadente), Gabriel Rimachi Sialer (el desgarro de su obra lo apuntala como uno de nuestros más inquietantes narradores), Teodoro Alzamora (piurano, el regionalismo de su propuesta sobre Froilán Alama, el bandolero, ha oxigenado la novela de aventura), Henry Quintanilla (autor de Francisco Caoba, la exitosa trilogía para niños), Cosme Saavedra (narrador de Sullana, autor de la novela Wálac y de dos libros de cuentos), Giancarlo Andaluz Queirolo (con una contundente primera novela), Julio Cabrejos (padre de Pequito el aventurero), Víctor Tenorio (ayacuchano, Premio Nacional de Literatura Quechua y autor de varios libros de cuentos, ensayo, poesía) y Jorge Tume Quiroga (piurano, escritor y promotor cultural, acaba de recibir el premio Personaje del Año, otorgado por RPP). Los doce publicados por ALTAZOR.
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El I ENCUENTRO DE NARRADORES LA ÚLTIMA CENA, empezará el lunes 29 de noviembre y terminará el 2 de diciembre. Los escenarios de las ponencias y presentaciones de libros serán los auditorios de las Universidades de Ayacucho y sus centros culturales. Otro hecho inédito de la editorial que sabemos será un aporte para curar las fracturas de este país que todavía espera involucrar a sus escritores en la enorme tarea que significa sanarle sus heridas.
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El ingreso a todas las actividades es gratuito. (H.A.)

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Libros a la conquista de nuevos mercados

Sello ha participado en ferias de la región llevando obras locales
Ha publicado autores latinoamericanos y vende en diversos países

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Si hay cada vez más lectores en el Perú, uno de los motivos son las editoriales alternativas, como Estruendomudo, Casa Tomada, Mesa redonda, Tranvía editores, entre muchas otras. Una de ellas, que ha localizado su mercado especialmente en provincias, es Editorial Altazor. Este sello ahora se expande por varios países latinoamericanos luego de que su director, Willy del Pozo, representara a la casa en diferentes eventos. Paralelo a la feria de Guayaquil, Altazor participó en la feria uruguaya de San José de Mayo, al lado del autor uruguayo Pedro Peña y el paraguayo Juan Ramírez, a quienes publicó en una colección de autores latinoamericanos, que incluye a siete escritores, cada uno de un país.
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Texto de colección
El editor ha establecido contacto allá con distribuidores, llevando todo el catálogo de su sello, que incluye colecciones especializadas en textos infantiles, cuentos, novelas y poemas. Asimismo, ha empezado coordinaciones con autores uruguayos jóvenes y talentosos para sacarlos en bloque.
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“Hoy los libros digitales ganan mucho espacio, así que los libros impresos deben ser un objeto artístico”, explica el Willy del Pozo para hablar de la preocupación en su diseño y sus colecciones. Y, en un futuro no muy distante, ampliar la colección de latinoamericanos a varios autores por cada país.
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Destacan también las alianzas estratégicas que ha armado Altazor. Por ejemplo, con el sello ecuatoriano Paradiso han establecido un contrato para distribución, donde una editora vende los libros de la otra en su país, reduciendo costos. Y no esperan quedarse solo en libros, pues piensan incursionar en muestras de arte.
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En la foto: Pedro Peña (Uruguay), Willy del Pozo y Juan Ramírez Biedermann (Paraguay) en la Feria del Libro de San José de Mayo (Uruguay)

domingo, 7 de noviembre de 2010

ALTAZOR EN ECUADOR: DIARIO EL COMERCIO


Ecuador y Perú buscan una identidad conjunta
a través de obras literarias

literatura lunes 01/11/2010: Construir puentes. Romper argollas. ¿Un escritor ecuatoriano leído en Perú? Por qué no. ¿Un texto peruano leído por ecuatorianos? También es posible. Xavier Michelena cree en todo lo anterior. Y aspira a más. El gerente de Paradiso Editores sostiene que es hora de zafarse del dominio que las editoriales transnacionales tienen sobre las letras.
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Buscando soluciones, se le ocurrió que a través de alianzas con editoriales con su mismo objetivo se podía hacer algo diferente. Se juntó a Harold Alva, de la editorial peruana Altazor, para un intercambio que uno y otro esperan que llegue a toda América Latina.
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Las obras que publica Altazor son parte del catálogo de Paradiso y viceversa. La cosa marcha tan bien que ahora se buscan alianzas similares con otros países. “Veía que todas las estanterías de las librerías en Buenos Aires, Santiago, Montevideo o Lima eran iguales. ‘Harry Potter’, la saga de ‘Crepúsculo’, ‘El niño de la pijama a rayas’' Todo era producción impuesta por las editoriales que están en España y nos llega a Latinoamérica”, sostiene Michelena.
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“Estoy convencido de que es necesario este intercambio. Los escritores que publicamos deben tener mucho de la cultura nacional, así buscamos una identidad latinoamericana”, añade Alva. Por el momento hay 20 autores de Altazor en el catálogo de Paradiso. Entre ellos está Carlos Calderón Fajardo, Ernesto Carlin, Carlota Yauri, Roxana Souza y más. Los géneros van desde la literatura gótica hasta el ensayo.
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El peruano Carlos Calderón Fajardo (64 años) tiene más de un motivo para apoyar la causa. Está casado desde hace 35 años con una ecuatoriana. “Aparecer en Ecuador es estar más cerca de mi familia. Mis hijos nacieron acá. Esta iniciativa responde a la aparición de las editoriales alternativas, con menos ataduras”.
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Además de las editoriales alternativas, que publican a escritores jóvenes, la aparición de la Internet y las redes sociales ayudó a acercar a los escritores latinos y a facilitar estos intercambios. Un ejemplo es que Alva conoció al escritor guayaquileño Ernesto Carrión en el Messenger (el 2007 publicó un libro suyo). Y él, a su vez, lo puso en contacto con autores de Chile y Argentina.
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Paradiso Editores trabaja en la creación de una alianza con la editorial Panamericana, de Colombia. Altazor, por su parte, está en conversaciones con Chile y Argentina. El catálogo de Altazor incluye obras nacionales como ‘El Gran Hermano’ (investigación periodística), ‘¡Nunca mordaza!’ y ‘Contratiempo, una antología del cuento ecuatoriano’.
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Durante la Feria Internacional del Libro, en Guayaquil, estuvieron invitados Harold Alva, editor de Altazor; y Carlos Calderón Fajardo, escritor peruano. La casa editorial Altazor tuvo un espacio en el estand de Paradiso, donde se promocionó su producción. En la próxima feria de Lima, Paradiso hará algo similar con las publicaciones de su catálogo de autores nacionales. El 2009, el libro ‘¡Nunca mordaza!’, de Carlos Vera, fue un récord nacional con 12 000 ejemplares vendidos, según Xavier Michelena, gerente de Paradiso. Actualmente va por la tercera edición y cuesta USD 18. Los géneros de los libros que intercambiarán las editoriales van desde la literatura gótica hasta el ensayo, y pasan por las obras de poesía y narrativa.
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En la Foto: Xavier Michelena y Harold Alva.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Valiosas iniciativas editoriales

Por Javier Ágreda
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La clausura de la 31 Feria del Libro Ricardo Palma es una buena ocasión para destacar algunas interesantes propuestas editoriales. En primer lugar la de Ediciones Peisa, que ha vuelto a publicar una serie de obras clásicas de la poesía peruana, con buenos estudios prologales y dentro de su serie “Alma matinal”, que incluye toda la obra de César Vallejo –Los Heraldos negros, Trilce y Obra poética completa–, y la Poesía reunida de Javier Heraud.
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Tranvías editores, dirigida por la poeta Cecilia Podestá, está publicando también una original serie de poemarios: libros objetos, con las carátulas y la encuadernación hechas a mano y de tal manera que no haya dos ejemplares exactamente iguales. Algunos de los títulos son: Catorce formas de melancolía de Eduardo Chirinos, Morir es un arte de Mariella Dreyfus, Estudios sobre un cuerpo de Jorge Frisancho y el más reciente Desvelo Blanco de Ana María Falconí.
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Ediciones Altazor puso en circulación, hace poco, siete novelas de “nuevos” escritores latinoamericanos, y trajo a los siete escritores de visita a nuestro país. Entre esas novelas figuran Carbono 14. Una novela de culto, del cubano Jorge Enrique Lage; La maniobra de Heimlich, del ecuatoriano Miguel Antonio Chávez y Takashi. Historia robadas, del peruano Ernesto Carlín (ya comentada en esta columna). A ellas se suma la segunda parte de la saga que Carlos Calderón Fajardo está escribiendo sobre la legendaria Sarah Ellen.
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Por último, la Universidad San Ignacio de Loyola está impulsando el ensayo literario con la publicación de tres libros: Casa, Cuerpo. La poesía de Blanca Varela frente al espejo de Camilo Fernández C. (miembro de la Academia Peruana de la Lengua), Espejos de la modernidad: Vanguardia, experiencia y cine en 5 metros de poemas de Selenco Vega y La intertextualidad en la poesía de Emilio A. Westphalen, de Mauro Marino Jiménez.
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En la foto: Novelistas, Oliverio Coelho (Argentina), Jorge Enrique Lage (Cuba), Willy del Pozo (Gerente General de Ediciones Altazor), Juan Ramírez Biedermann (Paraguay), Claudia Apablaza (Chile), Ernesto Carlín (Perú), Pedro Peña (Uruguay), en Huamanga, Ayacucho, una de las ciudades de la I Gira de Novelistas Latinoamericanos.
Fuente: Diario La República

viernes, 29 de octubre de 2010

ALTAZOR EN LA FERIA DEL LIBRO RICARDO PALMA: sábado 30 de octubre a las 4 p.m.

La aventura de la existencia en este libro se traslada a la condición migrante de los protagonistas, quienes son sin duda el alter ego de César Rosales-Miranda. A través de acontecimientos plasmados con suma habilidad, estas historias nos remiten a la interesante situación humana de habitar una nación ajena (Alemania) sintiendo el vitalismo de esa circunstancia especial que representa la permanente conciencia del estado migrante. Imágenes e inquisiciones de la cultura europea, eventualidades legales y sociales, condicionalidades del idioma, manejo de espacios convenientes para reflexionar sobre la universalidad que impone el hecho de ser ciudadano del mundo, son los mejores atributos de Migrafiti deuschtland, inquietante conjunto narrativo en la joven pero significativa tradición peruana de la cuentística de migrantes. Un hecho literario que, además de brindarnos versatilidad temática, nos recuerda que el mundo que habitamos es un ser vivo deslumbrante y vertiginoso, cuyas especies somos la mejor muestra de su fisiología social.
Ricardo Ayllón
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César Rosales-Miranda nació en El Callao (Perú). Es ingeniero civil egresado de la Universidad Nacional “Federico Villarreal” de Lima. Luego de realizar un Postgrado en la Universidad de Hannover se tituló de Máster en Ciencias. Desde entonces ha trabajado en su especialidad y como traductor, intérprete y profesor de español. Paralelamente ejerció como periodista en la Radio Flora (Hannover) y fue locutor del programa Buena Onda sobre política, cultura y actualidad. Asimismo trabaja como columnista —español y alemán— en las revistas; Agenda latina (Hamburgo) y Literaturnachrichten (Feria del Libro de Fráncfort). Además, ha publicado las novelas: Del vientre del gallinazo (MareNostrum, Santiago de Chile, 2006) y Hannópoli (MareNostrum, Santiago de Chile, 2008). Actualmente reside en Alemania.

ALTAZOR EN LA FERIA DEL LIBRO DE GUAYAQUIL: Claudia Apablaza: “Mi escritura es un proceso catártico”


El pasado domingo la narradora chilena Claudia Apablaza presentó su reciente novela, publicada por la editorial peruana Altazor. Su presencia en la Feria Internacional del Libro (FIL) Guayaquil 2010 fue más bien para conectarse con escritores locales, la literatura nacional y reunirse con otros autores, poetas y narradores para hablar del mercado literario actual. Reside entre España y su natal Chile, ya que cursa el doctorado en Literatura Comparada en la Universidad Autónoma de Barcelona, ciudad en la que es profesora del Laboratorio de Escritura.
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¿De qué trata su novela EME/A: La tristeza de la no historia?
Es una novela, en cierta medida, de lo amoroso y la frustración del amor. De un personaje que en definitiva es como todos los personajes, llamado EME/A, que puede ser la frustración amorosa y contar la historia de ella.
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Como ha dicho en otras entrevistas, ¿cree que persisten los personajes sobre personajes?
Sí, como una especie de metaliteratura, escritura acerca de la escritura. En cierta medida, creo que todo lo que está escrito lo está en referencia a otra cosa. Lo que hago en mi trabajo es reciclar escrituras y reciclar lecturas desde una suerte cómo yo, Claudia Apablaza; vivencio las historias de la literatura y analizo qué hago con eso.
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¿Cuándo surgió esta obra?
A fines de 2008 la empecé a construir, a fines de 2009 la tenía lista y este año me la pidieron de Altazor y la publiqué con ellos. Fue un trabajo bastante fluido porque ellos estaban creando esta colección de narradores latinoamericanos, entonces eligieron a uno de cada país por sugerencias de poetas amigos, Óscar Saavedra y Héctor Hernández Montecinos. Evaluaron mi manuscrito y lo editaron, hicimos una gira de 2 ó 3 semanas por Perú hasta que se concretó el viaje para presentar los libros.
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¿Por qué decide venir a la FIL?
Recibí la invitación en septiembre e inmediatamente dije que me interesaba porque nunca había estado en Guayaquil, quería conocer más acerca de los escritores y compartir con muchos poetas y narradores las lecturas que no llegan al lugar donde estoy viviendo por A, B o C motivo.
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¿Cómo describe su escritura?
Es un proceso catártico, acumulación de experiencias corporales que se resumen después en un texto. El cuerpo se llena de lecturas e influencias hasta que llega un momento en que eso explota en texto, a lo que estoy muy alerta y pendiente, a la vez que escucho mucho.
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¿Siente que su narrativa ha evolucionado desde su primer libro Autoformato, en 2006?
Es lo mismo, tratado de otra forma; en ningún momento he hecho una ruptura brutal con mis procesos. Creo que es una misma línea continua que va mutando, toma otras formas y se depura.
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¿Marcan su obra España y Chile?
Sobre todo el traslado de un lugar a otro me ha permitido mirar la realidad desde un espacio de movimiento que no permite que las cosas se vuelvan estáticas. En Chile hay muchos poetas de calidad y en España, hay mayor número de narradores, pero de igual nivel que los de Chile.
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¿Sigue con sus estudios?
Estoy en el proceso de hacer la tesis de doctorado que podría ser sobre las vanguardias latinoamericanas del siglo XX o la construcción del yo a partir de medios virtuales. Si debo nombrar a 2 ecuatorianos en las vanguardias, me interesan Pablo Palacio y Humberto Salvador.
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¿Cómo percibe la feria?
Llama la atención por las publicaciones que tienen porque en una misma caseta hay libros usados, extranjeros y nacionales como, lo que una espera de una biblioteca: encontrar de todo. En Chile el asunto es más puro en cuanto a organizar los títulos.
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Es conocida por su trabajo en revistas en línea, ¿por qué?
Me interesan múltiples líneas de trabajo e Internet, el mundo virtual y los paradigmas que lo rigen; es una de las influencias principales, parte importante de mi vida.
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¿Sus estudios de psicología dejan huellas en su obra?
Puede ser, al igual que la literatura, una cierta obsesión por un objeto, en este caso la mente. Es una forma delirante de aproximarse a algo, como es la literatura.
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¿En qué trabaja ahora?
Siempre en la narrativa. Escribo la novela El congreso del amor, que trata de cerrar un primer ciclo de escritura integrando todas las otras estéticas de mis obras Autoformato, Diario de las especies y EME/A. Las profundiza y genera un cuarto texto, que supongo superará a los otros.
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Fuente:

ALTAZOR EN LA FERIA DEL LIBRO DE GUAYAQUIL: Carlos Calderón Fajardo: “Mario Vargas Llosa nos obligó a pulir la pluma”


Sarah Ellen es toda una leyenda urbana en Pisco (Perú). La mujer, que existió en realidad y de la que hay una tumba, encarna la figura de una vampiro inglesa-peruana que hace milagros y a la que la gente adora como si fuera una santa. “Ella sobre todo resuelve problemas de amor, haciéndole competencia a San Antonio”, dijo sonriente Carlos Calderón Fajardo, de 64 años.
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Ellen es la protagonista de la novela El viaje que nunca termina (Altazor, 2009), “una metáfora gótica de la vida” en la que el escritor peruano reconstruye su supuesta verdadera historia. Él estuvo esta semana en la Feria Internacional del Libro (FIL) que culmina hoy y donde presentó su obra emblemática: La conciencia del límite último. “La historia de Sarah era alucinante, demasiado provocadora para no escribir una novela”, manifestó Calderón, amante de clásicos góticos. Su literatura se nutre de historias fantásticas, novelas de aventuras marinas y el séptimo arte. “El cine nos pobló la mente de imaginarios”.
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Para el autor, las dos obras presentadas en Guayaquil “están emparentadas de manera metafórica y tocan el tema de la canibalización humana, cómo nos ‘alimentamos’ los unos de los otros”. La conciencia del límite último es la historia de un periodista que escribe crónicas policiales; un día se va de tragos con el fotógrafo y no cubre una nota. Inventa un crimen, pero el jefe de página lo descubre. El periodista piensa que lo van a botar, pero el jefe le pone como condición para conservar su puesto que escriba todos los días una crónica inventada cada vez más insólita y truculenta. En un momento las historias inventadas ¡empiezan a suceder en verdad! “Hay un asesino serial que está detrás y que firma todos los crímenes como El domador de moscas”, contó el escritor.
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La novela es también una metáfora, pero de la violencia que vivió el Perú en la época del terrorismo. “Todos los días morían amigos y yo pensaba cómo plasmarlo, porque era muy peligroso escribir sobre ello en esa época”. En la FIL, Calderón también impartió la charla: La experiencia vargasllosiana en la literatura peruana pos Vargas Llosa. En su caso, como muchos de su generación, el autor sintió “que no podían imitar” a Vargas Llosa, sino plantear nuevas posibilidades. Como la literatura vargasllosiana y peruana siempre fue muy realista, a las generaciones posteriores no les quedó más que explotar la “dimensión fantástica”. O en definitiva, temas “que no tocaría nunca” el ahora premio Nobel de Literatura 2010.
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“Pero para nosotros Vargas Llosa es de una influencia capital porque con él ingresó la modernidad a nuestra literatura, nos llevó a niveles técnicos muy importantes, se olvidaron los provincialismos. Nos obligó a todos a pulir la pluma”. AGV
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ALTAZOR EN LA FERIA DEL LIBRO DE GUAYAQUIL: Miguel Antonio Chávez: La maniobra de Heimlich: “Una visión satírica del mundo de la publicidad”


La primera colaboración colectiva entre los escritores argentinos Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares no fueron los relatos detectivescos firmados bajo el nombre de Bustos Domecq, sino la redacción de un folleto publicitario en 1935 para la marca de lácteos La Martona, de la familia de Bioy. Gabriel García Márquez trabajó durante todo un año para la agencia publicitaria J. Walter Thompson México y con el dinero que ahorró se encerró a escribir su obra cumbre, Cien años de soledad. En su revista, el poeta local Medardo Ángel Silva también era el autor de avisos publicitarios sobre medicinas y vitaminas.
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Los ejemplos de la relación literatura-publicidad parecen interminables... Algunos de los curiosos hechos descritos arriba, con otros ficticios, se juntan en La Maniobra de Heimlich, la primera novela del escritor Miguel Antonio Chávez (Guayaquil, 1979), quien trabajó como creativo publicitario entre 2002 y 2007. “Pero .la novela no es una transliteración de mi experiencia, es una visión satírica del mundo de la publicidad. El punto de partida fue cómo en algún momento muchos escritores estuvieron vinculados con este mundo, porque tenían que comer. Y cómo a pesar de... o gracias a... siguieron su camino literario”.
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El autor del libro de cuentos Círculo vicioso para principiantes, cuyos relatos constan en antologías latinoamericanas, da el salto a una novela “escrita en tono satírico y humor del absurdo”. La maniobra de Heimlich es presentada hoy, a las 18:00, en la Sala Autoral del MAAC en la Feria Internacional del Libro (FIL 2010).
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Es la historia de un narrador protagonista, un guayaquileño anónimo durante tres momentos de su vida. El primero siendo un joven redactor publicitario cuando viaja a Buenos Aires (Argentina); a su regreso a Guayaquil cuando ha dejado sus delirios de publicista y se vuelca a la literatura. Y el tercero, cuando se embarca en un vuelo otra vez hacia Buenos Aires como miembro de una delegación invitada a una Feria del Libro. La historia de este joven perdido en sus aspiraciones es intercalada con historias paralelas, guiños literarios o datos y curiosidades históricas. La presencia de Borges es tangencial, sobre todo en función de su cuento Guayaquil, del libro El informe de Brodie. También es mencionado como anécdota cuando el argentino visita Ecuador.
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El tema del cuento Guayaquil, lo que se dijeron Bolívar y San Martín en su reunión en esta ciudad, salta al texto de Chávez cuando una “logia seudocuasi masónica” contacta en Argentina a su protagonista para revelarle el secreto de lo que verdaderamente pasó en esa entrevista. Otras de las curiosidades mencionadas en el libro es la absurda forma de morir del dramaturgo estadounidense Tennessee Williams, atragantándose con la tapa del colirio que sostenía entre sus dientes mientras se aplicaba las gotas. En la novela también aparece un enano atragantándose. Esas imágenes refuerzan el título (La maniobra de Heimlich) que designa el procedimiento de primeros auxilios que consiste en la compresión abdominal para liberar el conducto respiratorio y que “sirve para metaforizar lo asfixiante y efímeros que pueden ser ambos mundos: publicidad y literatura”, señala el autor. Mundos de los que el protagonista necesita desmembrarse. AGV
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lunes, 4 de octubre de 2010

EL FONDO DE NADIE es el fondo de la sociedad

Escribe: José Vicente Peiró Barco
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El filósofo danés Sören Kierkegaard expresó que “la puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez más”. Realmente la búsqueda de la felicidad ha sido una preocupación eterna de cada ser humano. Para alcanzarla, además de la predisposición interior hay que disponer de una dosis de fortuna y estar en el lugar y en la hora adecuadas. Aun así, es un concepto dependiente del grado y objetivos planteados por cada individuo. Del deseo.
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Ese anhelo es el motor de la novela de Juan Ramírez Biedermann titulada El fondo de nadie. Estamos ante una obra sobre la frustración inherente al estado de infelicidad, que por ello no deja de examinar la realidad. Sus personajes, aun teniéndolo todo en su vida, como Silvia, o eligiendo un estado de bienestar después de un suceso, como el protagonista Ezequiel, se ubican en la desdicha interior y no encuentran el camino hacia la felicidad. Ello les conduce al hastío y a un deseo permanente de huida hacia una nueva vida, lo cual aumenta su frustración dado que no pueden escapar ni de su pasado ni de su presente. Ni siquiera plantear un futuro por su inoperancia a la hora de llevar a la práctica una decisión de cambio radical en su vida. Son personajes marcados por sus propias decisiones más que por su destino, personajes que no abren la puerta hacia adentro sin retirarse como dice Kierkegaard. Por ello, Ramírez Biedermann ofrece una tesis sobre las oscuridades del ser humano; tesis sustentada en la idea de que las caídas en los suburbios de la vida están provocadas por erróneas decisiones personales en la mayor parte de los casos. Por abrir la puerta hacia dentro sin apartarse un poco.
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El fondo de nadie es una novela que alcanza en muchos momentos la perfección. Posee una extensión adecuada a la historia narrada. No hacía falta extenderse más allá de las ciento diez páginas del libro para que la historia de Ezequiel Collado tuviera fuerza narrativa e interés. Este mérito se añade a otros como el buen uso del tempo del discurso, el rigor del lenguaje, con mesura sin perder adecuación al hablante en la expresión coloquial, y la disposición estructural en paralelo al inicio que gira hacia el destino común de los personajes a partir del capítulo donde la Jefa Mariela pasa la noche con el protagonista y la acción discurre veloz hacia la decisión final de Ezequiel. Técnicamente, hay capítulos intachables como el tercero, por descubrir la podredumbre del mundo de los negocios; el banquete del que Silvia acabará huyendo a casa de Claudia, quien la consuela ante su estado de insatisfacción y la autodestrucción previsible. El autor consigue hacer sentir al lector el asco de Claudia.
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Uno de los aspectos mejor concebidos y trazados en la obra son los personajes. Ezequiel es un perdedor que renuncia a su dignidad a cambio de una buena cuenta corriente en Uruguay, hasta que finalmente se conciencia y decide recuperarla. El final abierto nos deja en la duda necesaria para comprender la oportunidad de su decisión de acudir a la prensa a denunciar la verdad de lo ocurrido cuando está al borde de lograr una libertad condicional que le va a proporcionar la salida de la prisión y una vida nueva y placentera. Después del fraude por el que es condenado, la cárcel se convierten en su refugio, pero llega un momento donde su cueva se tambalea a causa de su fluctuación entre Silvia y Mariela, amores inacabados, uno ausente y otro presente. Los tres personajes, vértice de la narración, son almas en pena frustradas por las circunstancias de su vida. Ni siquiera el placer, los caprichos hedonistas o el erotismo, muy bien cuidado en el discurso, son vías de escape.
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Hasta el amor sincero se convierte en un imposible. El posible romance de Silvia y Ezequiel se desvanece por el interés puramente económico dadas las aspiraciones de ella, que acaba contrayendo matrimonio por materialismo, lo cual le generará una insatisfacción permanente… también a Ezequiel, quien, como el coronel de García Márquez con su pensión, esperará su visita a la prisión sin éxito. También es imposible el amor de Mariela porque él acaba tomando la decisión de ser honesto en lugar de iniciar una nueva vida junto a ella. Es una prostituta para tipos sociales de alta posición económica, que alcanzó la regencia de un burdel con su esfuerzo, y cuando acepta la proposición de Ezequiel, siente el cosquilleo del amor y acaba intentando regenerarse, lo cual le resulta imposible porque la vida le es esquiva. Los tres han alcanzado el éxito económico, Ezequiel gracias a su silencio, Silvia con su matrimonio, y Mariela después de haber escalado hacia la prostitución de alto standing. Sin embargo, los tres son infelices: ni consuman su amor, ni alcanzan la plena dignidad humana, ni encuentran sentido a sus vidas. Su incomodidad social no parte de causas económicas: procede de su autoexclusión moral. No son seres satisfechos con ellos mismos porque han preferido el dinero a la estabilidad proporcionada por la elección sincera. Por ello, caminan hacia el fondo de un pozo, que es el submundo paraguayo, y han de renunciar a la buena situación económica y a la función social elegida en el pasado si desean salir de su angustia hasta encontrar un nuevo camino de felicidad y de dignidad ética, como Ezequiel decide al final. Aunque el desenlace abierto de la novela deja al lector con la incerteza de su destino: ¿el camino elegido será satisfactorio, su destrucción o una nueva quimera?
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Algo muy importante en la obra son los silencios en los diálogos; las conversaciones donde uno de los participantes ofrece el silencio como respuesta expresado con guión y puntos suspensivos. No resultan cansinos a pesar de su reiteración ni carecen de operatividad. En esta novela, el monólogo del personaje es sustituido por estos diálogos sumamente cuidados con respuestas que describen los acontecimientos, su visión de la realidad y sus pensamientos. La intervención repentina del personaje después de varios silencios encauza o dirige la conciencia del interlocutor hacia una vía coherente del contenido.
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El autor aprovecha sus personajes con sumo cuidado para ofrecer un fresco práctico del materialismo del individuo. Las decisiones vitales están sujetas al interés crematístico. Por ello, el trabajo acaba descubriendo la corrupción de una sociedad insatisfecha. Aunque los sucesos estén ubicados en Asunción, bien podrían extenderse a otros lugares del planeta con sólo modificar espacios y formas. Al fin y al cabo, Ezequiel no es el único personaje del mundo que vive apaciblemente en la cárcel gracias a su solvencia económica, hasta el punto de ver la prisión como su refugio ante la suciedad humana del exterior. El encierro le permite vivir más tranquilo que esos ricos hombres de empresa preocupados por ascensos y traiciones del capítulo tres, y que Silvia odia aunando sus actitudes hasta reunirlas en su marido. ¿Oda a la vida retirada? No, pero sí un canto a la dignidad personal, a la coherencia individual, a la superioridad de la pureza de los actos sobre el dinero y a la necesidad de limpieza social.
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De ahí que estemos ante una novela muy bien estructurada, con riesgos bien medidos para el fortalecimiento del discurso, y de muy interesante lectura gracias a las sincronizadas transiciones de las historias de los personajes. Posiblemente sea una de las creaciones literarias paraguayas más perfectas de los últimos años, aun teniendo en cuenta el mayor nivel cualitativo alcanzado por la novelística paraguaya del siglo XXI. Si en su obra anterior, Nobis, se vislumbraba el paisaje de un gran narrador, un gran contador de historias, con El fondo de nadie, Ramírez Biedermann ha conseguido impulsarse hacia un lugar preferente en las letras paraguayas, a confirmarse en futuras creaciones.
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Esperemos que el autor sea consciente de que la novela necesita una segunda parte. U otra historia que derive de esta obra, quizá incluso asumiendo el peligro de concebir y caer en una novelística total. Personalmente, me quedo con hambre de conocer qué le podría suceder a Ezequiel después de contar a la prensa la verdad, aunque lo intuya. Pero esto es una apreciación personal que sólo debe servir para que Ramírez Biedermann, lo más pronto posible, persista en su creatividad y se consagre definitivamente en el ámbito hispano con uno o varios trabajos más.
Madera de gran autor tiene. Esperemos que logre la continuidad necesaria para serlo. Porque estoy seguro de que lectores tendrá. Muchos.

lunes, 23 de agosto de 2010

TEOREMA DEL ANARQUISTA ILUSTRADO: Una novela de Enrique Verástegui

Escribe: CARLOS CALDERÓN FAJARDO

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Cada vez es más frecuente, en la novela, la tendencia a abolir los géneros. La ficción híbrida, acogiéndose a la libertad que la novela ofrece, se multiplica; lectores refinados gustan de estas mezclas de narración, poesía, ensayo, crónica, autobiografía, etc. Pero hay algunos que continúan pensando que si bien la novela tiende a hacerse híbrida, la poesía es una cosa y la novela otra, que ser poeta o narrador implica no sólo la practica de un género, sino el participar de una visión del mundo, una posición ante la vida, un disposición ante el mundo y la realidad diferente a la del narrador.
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Roland Barthes en El grado cero de la escritura en un capítulo titulado “¿Existe una escritura poética?” afirma contundente: “La poesía es siempre diferente a la prosa”. Sin embargo, la novela de Amos Oz El mismo mar parece contradecir a Barthes, -que diferencia en términos de cantidad e intensidad- la de Oz es una novela de 280 páginas en verso libre en la que prosa y poesía se entrelazan. Novela híbrida, novela en verso, novela que debe leerse como se lee a la poesía, eso es Teorema del anarquista ilustrado (Ediciones Altazor, noviembre 2009) del poeta Enrique Verástegui. Al leer esta novela debemos tener disposición para los rituales de imágenes y para la ambigüedad de un objeto doble: a la vez narrativo y poético. Antecedentes a esta novela en la literatura peruana son: La Casa de Cartón de Martín Adán y El Cuerpo de Gulia/no de Jorge Eduardo Eielson, novelas que deben ser leídas como se lee poesía.
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La historia es lo menos interesante en la novela de Verástegui. Se puede resumir en un par de líneas. Un joven poeta se encuentra internado en un manicomio y urde un plan de fuga para escapar junto con los otros internos. Esa es la fábula. Rápidamente nos damos cuenta de varias cosas en este Teorema : que al narrador no le importa mucho ni detallar la historia del joven poeta loco en el manicomio ni las peripecias de la fuga (que si lo interesaría un narrador convencional) Los hechos estrictamente narrativos son solo un pretexto para lo que cada vez se va imponiendo: lo que el joven “loco” siente y piensa; sus notas, sus ideas, sus construcciones mentales que se encuentran enhebradas dentro del relato, pero que podrían funcionar como poemas; las evocaciones de su infancia, y lo que está en el meollo de la novela: el enfrentamiento entre poesía y psiquiatría, es decir entra una supuesta anormalidad enfrentada a la terapia ejercida por la supuesta normalidad. Dicho en palabras de esta novela: el enfrentamiento entre la flor y aquello que trabaja para que una flor no sea una flor. La novela de Verástegui es una poética de la flor enfrentada a la ciencia que pretende inútilmente curar a una flor. El escenario de esta batalla es un manicomio: “Monótono y gris, del mismo color del terno de los psiquiatras”. El yo del narrador impide saber el nombre de quien narra. Es solo n poeta de veinte años, como si Verástegui nos quisiera decir esta es una novela de aprendizaje, una bildung roman, de un poeta loco. Tal vez se llame Rigoletto, que también puede ser un apodo. En un momento de la novela, Bronco, otro loco, le dice al joven poeta: “eh, Rigoletto, deja de escribir y ponte a jugar con nosotros”

¿Qué es un teorema? Una proposición que exige demostración. La novela empieza con el joven poeta que sólo piensa en fugar del manicomio al verse “aprisionado, bajo los ojos del psiquiatra que me observaba como a un animal recién capturado en el monte”. El poeta de veinte años aplaca el aburrimiento en el asilo (escribiendo notas y poemas, que luego serán engastadas dentro de la novela) porque el psiquiatra le ha recomendado el escribir como terapia. El narrador existe dentro del libro conteniendo un lenguaje que le solicita constantemente estallar. Esto ocurre con frecuencia, sin que el narrador pueda contener al poeta. Siendo un personaje al interior del libro, que está narrando el poeta-narrador, este se escapa a la belleza de la infancia perdida a través de evocaciones poéticas que distienden la furia, escritas en prosa tersa y sugerente. La naturaleza es el reverso del manicomio y la enfermedad es el anverso. Estéticamente Verástegui busca el claro/oscuro, la tensión entre el equilibrio de la infancia y el desequilibrio de la juventud. En realidad, el poeta-narrador nos está conduciendo al hallazgo de la flor. Y así llegamos a las Anotaciones, al corazón/centro de la novela. Notas escritas por el poeta joven en el manicomio y que son incluidas dentro del relato. Y ahí está la flor. Anotación 1: “El sabor de la vida es una flor que brota en tus ojos, poeta. En un jardín por el que me encuentro caminando, solitario, un bello verso en los labios, crecen plantas que uno ama –como a una muchacha”. Anotación 2: “Un mundo como una flor, y entre todas las flores un puma cazando alacranes, oliendo suavemente las flores que brotan entre las zarzas, un puma cachorro aprendiendo a defenderse del mundo. Anotación 3: El poeta sabe que es una flor, que aunque incomprendidos sus poemas no cesan de brotar como flores. Una flor –una flor en manos de la furia de la historia. El signo de la independencia en la flor: su capacidad para conversar con el cielo, el hilo del arte que le permite volar.
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En el último capítulo de la novela, luego del ajuste de cuentas de la flor con la psiquiatría, los locos se fugan del manicomio. Estallan los locos. “Una energía que estalla de este modo resulta difícil de dominar y por más enfermeros, psiquiatras e incluso pacientes que le caigan encima, termina destrozándolo todo como una bestia indoblegable”.
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“-¿Y ahora dónde vamos cumpa?-dijo el Bronco al Zurdo, cuando ya se habían descolgado hacia el lado exterior del hospicio.
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-¿Dónde va a ser pues, cuñao? Un fiestongo es lo que haremos –dijo el Zurdo.
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Huye el poeta loco en busca de Suzette, a quien le enseñará lo que escribió enloquecidamente”.
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¿Es la novela de Verástegui auto-biográfica? Se podría decir que sí, porque sólo es real la verdad del poeta vivo en lo que ha escrito, dentro de la novela Teorema del anarquista ilustrado. En todo caso, Verástegui nos deja su auto-retrato de poeta joven y loco: “Esta larga melena que ves crecida como cabellos de león negro brillante es el trofeo de muchos años de cuidadosa preparación para el rechazo de lo que odio, una sociedad consumista”.

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Foto 1: Portada de la novela. Foto 2: Enrique Verástegui.

Fuente: http://carlosmsotomayor.lamula.pe/2010/08/19/bloc-de-notas-carlos-calderon-fajardo-2/

domingo, 22 de agosto de 2010

VAMPIROS EN GUERRA. Entrevista a Carlos Calderón Fajardo.

Por: Stuart Flores Herrera
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Hablamos con el escritor peruano sobre “La novia de Corinto”, segunda novela de la saga sobre Sarah Ellen.
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¿Cómo surge la idea de combinar el tema del vampirismo con el del conflicto interno?
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Casi todos los peruanos tenemos dentro de nuestro imaginario el problema de la guerra interna. Cuando esta terrible experiencia sucedió, nadie quedó indemne. Yo tiendo a reinventar la realidad en lo que escribo y no iba a poder nunca –tampoco me interesa– escribir una novela al estilo de Cueto, Roncagliolo o Thays, que han escrito novelas sobre la guerra interna y cuyos libros son una especie de testimonio. Yo no puedo hacer eso. Yo tengo que convertir la experiencia real en ficcional: separarme de lo real para crear un universo paralelo, nuevo y diferente. Cuando yo comencé la novela no pensé que el tema se inclinaría al del conflicto interno, pero como está dentro de mí, así como está dentro de todos los peruanos, el tema surgió.
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Es muy original el modo de abordar la guerra interna.
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La narrativa de guerra –“La Ilíada” de Homero, por ejemplo– conduce a una dimensión épica de la existencia, pero la guerra interna en el Perú no es una guerra épica, sino gótica, porque es una guerra sucia entre dos ejércitos de vampiros en donde el pueblo está en el medio.
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¿Cómo fue el proceso de escritura?
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Este libro representó para mí un desafío técnico porque era una novela totalmente dialogada, a tal punto que podría ser llevada al teatro. Es la primera vez que efectúo un procedimiento técnico no empleado en otras novelas. Me tomó un año realizarla.
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¿Qué rol jugará Sarah Ellen en la siguiente entrega?
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El tercer libro será dedicado a John P. Roberts, esposo de Sarah Ellen. No se supo más de él luego de que enterró a Sarah, según las investigaciones de un periodista inglés. La idea es que se quedó en el Perú viviendo en soledad y vagando por los arenales de Pisco. En la novela siempre aparecerá Sarah Ellen porque, como ella es un fantasma, es muy fácil movilizarla.
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Finalmente, fuera de la saga sobre la vampira, ¿qué otros libros está preparando?
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Me gusta mucho la novela corta. Es el tipo de extensión en el que me siento más cómodo. Sin embargo, estoy escribiendo dos novelas largas. Una de ellas es “El fantasma nostálgico”, finalista del premio Tusquets 2006, la cual estoy mejorando para tentar una publicación en el exterior. El otro proyecto es una novela que aún está en borrador y que es todo un reto para mí porque aborda el mundo andino, del cual yo nunca he escrito pese a haber nacido en Puno. Creo que es una deuda que tengo como escritor. No la estoy escribiendo como lo hicieron Colchado o Arguedas, sino a mi manera.
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Carlos Calderón Fajardo (Puno, 1946) es autor de los libros “La conciencia del límite último” (1991), “La segunda visita de William Burroughs” (2006), “El viaje que nunca termina (La verdadera historia de Sarah Ellen)” (2009) y “Playas” (2010), entre otros. Su más reciente novela, “La novia de Corinto (El regreso de Sarah Ellen)”, fue publicada por la Editorial Altazor.
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sábado, 21 de agosto de 2010

La construcción del cinismo / sobre LA MANIOBRA DE HEIMLICH

Escribe: Eduardo Varas
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Hace muchos años, muchísimos, in a galaxy far, far away, recuerdo haber estado en la presentación de un libro en uno de los tantos salones del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), en Guayaquil. Recuerdo haberme encontrado con Miguel Antonio Chávez y como siempre, intercambiar palabras. Una acción, ciertamente, de confidencia. Porque a Miguel lo conozco desde la época en que nuestras creaciones no eran más que proyectos en medio del limbo en el que el joven adulto se encuentra, dilucidando qué quiere ser de grande. Y esa confidencia, cruzada por la fascinación por la música y los libros, se volvió el germen de una amistad que mantiene los mismos niveles, distancias y cercanías… como debería ser una amistad. ¿Por qué cuento esto? Porque al hablar de “La maniobra de Heimlich”, su primera novela, no puedo obviar este detalle, porque de cierta manera uno tiende a hablar bien de la gente que conoce y aprecia; porque además la novela ‘la rompe’ y prefiero comentarla desde la sinceridad de mi posición.
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Entonces, decía que Miguel y yo, en dicha presentación, nos pusimos a hablar y él me preguntó si conocía de libros, de novelas (de manera puntual), que trataran como tema básico el mundo de la publicidad. Negué conocer alguna (ni siquiera hoy puedo nombrar una que me haya calado hondo) y esa fue toda mi experiencia previa antes de tener en mis manos “La maniobra de Hemlich” (Ediciones Altazor, 2010). Novela en la que, más allá de criticar el mundo de la publicidad (ese engaño flatulento de generar necesidades por encima del deseo del individuo, y que se convierte en enemigo declarado de muchos) lo que hace es dejarlo en evidencia: un trabajo que se supone creativo, pero que casi nunca lo es.
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Pero esa parte es sólo la superficie de la novela.
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En “La maniobra…” asistimos a la construcción de un escritor que luego de pasar por la publicidad (incluyendo un transformador viaje a Buenos Aires por estudios), se dedica de lleno a la literatura, a través de la única beca posible en un país como en el que vive: ser encerrado en un cuarto por una mujer, para que él escriba mientras ella trabaja… para terminar viajando de retorno a Argentina, como parte de una delegación nacional, invitada a una feria del libro. Y esa construcción del personaje (todo traslado, todo viaje, involucra la transformación del ser que lo realiza) no conduce a la aparición de alguien que tiene el control de las situaciones, sino la concreción del cínico, el único individuo capaz de entender el absurdo que le toca vivir y reconocer que el cambio no está precisamente en él, sino en la ignorancia del exterior.
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Miguel Antonio Chávez enfoca en “La Maniobra de Heimlich” dos caminos a los que les da brío y contundencia: el “live and let die” y el eterno ‘link’, presente en casi todas las referencias que incluye. Importantes o no, necesarias o no, el papel que cumplen las constantes referencias se basa en aceptar que toda idea, toda relación con la creatividad, no es más que un juego de tomar aquello que viene del resto. Observar y tener la oportunidad de apropiarse de eso que está en el exterior. Incluso el nombre de la novela está muy relacionado con esta posibilidad (a tal punto que la anécdota de creación de la maniobra es importante en la dinámica que se establecen entre los personajes, sobre todo entre la señora Buzzani y el joven publicista). Ante la certeza de que hasta el pasado es un acto de tomar eso que está por fuera, pese a las señales que han ido quedando para mostrarnos la verdad (el humor que hay detrás de la ecuación: Borges + Guayaquil + Buenos Aires + Bolívar y San Martín, es impresionante), dotándolas de un sentido inexistente, destinado para vender una idea, lo que se va creando es un ser que al final de la novela, en una de las mejores escenas que he leído de un viaje en avión, toma la decisión más sabia y reconoce el valor de lo propio, en medio del mar de incentivos que lo rodean.
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“La maniobra de Heimlich” es una novela sobre cómo sobrevivir a los estímulos, a los deseos y a las decisiones. Viene dotada de una estructura que rompe las temporalidades y establece una ligazón a través de lo que los personajes experimentan. Posee un sentido del humor que compromete todos los momentos de la narración, convirtiendo incluso los más intensos en desopilantes instancias, en las que lo único que se puede obtener es una reflexión en la que la fantasía prodiga el camino a seguir. ¿Qué hacer cuando se llega al lugar que se quería llegar y se descubre que el Mago de Oz es un viejo decrépito? Miguel responde con creatividad esta pregunta y apuesta por reconocer que cuando el mundo se ahoga sobre sí mismo, con el peso de sus acciones destrozando las vías respiratorias, siempre hay donde mirar.
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Fotos de la presentación de LAS HOJAS MUERTAS

Carlos Rengifo, Urbano Muñoz, Giancarlo Andaluz Queirolo, Willy del Pozo, Harold Alva

Giancarlo Andaluz Queirolo.

jueves, 19 de agosto de 2010

Presentación de LA NOVIA DE CORINTO (El regreso de Sarah Ellen) de CARLOS CALDERÓN FAJARDO

Este martes 24 de agosto en el Auditorio de La Casa de la Literatura Peruana se llevará a cabo la presentación de LA NOVIA DE CORINTO, la segunda novela de la serie de Sarah Ellen, la vampiro enterrada en Pisco, de CARLOS CALDERÓN FAJARDO. Los comentarios estarán a cargo de los escritores José Donayre y Gabriel Ruiz Ortega. La cita es a las 7 de la noche. Será una noche gótica, por supuesto, se servirá sangre en las copas.

martes, 10 de agosto de 2010

Lima fue (y sigue siendo) una fiesta

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Escribe: Miguel Antonio Chávez
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Como anoté en mi perfil de Facebook, Lima fue (y sigue siendo) una fiesta. Regresar fue como sacarle la pausa a la canción que empezó el año pasado. A la FIL Lima 2009 fui para presentar la compilación de cuentistas ecuatoriano-peruanas Amigas de Yeti. Pero este año la excusa fue otra y mucho mejor. Sé que puedo pecar de padre primerizo pero, pese a no ser mi primer libro publicado (que fue un cuentario), con la primera obra publicada fuera de mi país (y primera novela escrita) no pude ocultar mi alegría. Harold Alva, uno de los editores de Altazor me mostró al bebé apenas llegaba al aeropuerto Jorge Chávez de Lima. No era el único, claro. Altazor apostó este año por editar de golpe siete novelas de varios narradores latinoamericanos menores de 40 y se embarcó en una gira por todo el Perú que desde algunos sectores, y antes de culminar la FIL Lima 2010, ya fue considerada como histórica. Lamento mucho, eso sí, que algunas circunstancias me impidieron estar en ese magical mystery tour por el interior del país con Claudia, Oliverio, Juan, Pedro, Jorge Enrique y Ernesto. Estaba por embarcarme hacia Trujillo para alcanzarlos pero Harold, como buen consejero y road manager, me dijo que me quedara en Lima debido a algunas complicaciones que había en las carreteras. Cuando ya pude encontrarme con ellos, era inevitable ver en sus rostros que, pese al cansancio tenían la cara de satisfacción de los aventureros viajeros, que dista años luz de la cara de los turistas de gorrito. Willy del Pozo, el gerente editor de Altazor, que había conducido su ya mítico Altazormovil (Harold dixit) a los autores, me entregó luego sendos diplomas y certificados de “ciudadano ilustre” que había emitido las municipalidades de Tarma y Huamanga, a mi nombre, tal como había sido entregados a los demás. Extraño honor para mí y bizarro argumento para un cuento, por ser dos ciudades donde nunca estuve. Otro honor que tuve, este sí más vívido, fue el recibir de manos de Alejandra, la pequeña e inquieta hija de Willy, una caricatura mía, teniendo en cuenta que, a diferencia de mis compañeros escritores, a mí no me había conocido en persona.
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La FIL Lima 2010 fue desarrollada este año en una locación distinta a la anterior, en el distrito de Jesús María. El Parque de los Próceres fue “vestido” de tal manera que albergó los múltiples stands y salones de presentación. Y salvo por problemas de señalética y de déficit de baños (se utilizaron baterías sanitarias como en los concierto de rock en los estadios), la feria se desarrolló muy bien, con gran oferta editorial y presencia de librerías, algo que en Guayaquil ya exigimos si queremos al menos ser parte del circuito de las ferias medianas. El stand de Ecuador, país invitado este año, ocupó su lugar central con una dotación de obras literarias y de estudios sociológicos y económicos. Debido a la conyuntura de que Ministerio Coordinador de Patrimonio Cultural y Natural colaboró en buena medida con el Ministerio de Cultura en la concepción de stand, en una esquina se resaltaba el Plan Yasuní ITT, propuesta política que tiene alcances ecológicos interesantes pero que resulta extraña en el entorno de una feria de libros. Pude encontrarme con algunos autores de la delegación oficial, entre ellos Javier Vásconez, Gabriela Alemán, María Fernanda Pasaguay, Edgar Allan García, Leonor Bravo, Leonardo Valencia y Aminta Buenaño. Con Aminta fui testigo de un incidente. Se molestó mucho porque su novela Mujeres divinas que había enviado semanas antes al ministerio en Quito no constaba entre las obras exhibidas y no sabía con quién quejarse. Solange Rodríguez, Adelaida Jaramillo y Bolívar Lucio también son autores ecuatorianos pero por cosas de la vida, junto a mí, éramos lo que graciosamente denominábamos con Solange “la delegación underground”. Y bueno, a veces en el mar “undergound” la vida es más sabrosa.
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Hubo eventos organizados por la Cámara Peruana del Libro muy interesantes y fuera del entorno ferial. En la Casa de la Literatura Peruana (una antigua estación de tren de Desamparados, formidablemente rescatada) hubo un conversatorio sobre El síndrome de Falcón, libro de ensayos del autor ecuatoriano Leonardo Valencia, donde participaron él y el peruano Carlos Calderón Fajardo. Moderó la mesa el crítico peruano Gabriel Ruiz Ortega, quien semanas antes fue seleccionado por Enrique Vila-Matas para la presentación de su novela Dublinescas en Lima. La experiencia personal y literaria de Valencia fue expuesta, además de la época en la que residió ahí en los 90. Calderón Fajardo partió una reflexión suya que había realizado, El síndrome de Falcón: el libro que un peruano debió haber escrito, desde las lecturas del libro del ecuatoriano. Sesudas y densas discusiones que terminaron por una gentil invitación de Carlos y de Luis Hernán Castañeda al bar Zela, en la zona del centro histórico. Ahí John Martínez presentó a varios narradores peruanos como el mismo Castañeda, Ernesto Carlín, Oscar Pita, Johan Page, Calderón Fajardo. Y luego, de improviso, nos hicieron leer a Leonardo y a mí, en calidad de visitantes. Leonardo leyó un poema de Roberto Juarroz. Yo lei los primeros dos capítulos de mi novela La maniobra de Heimlich que llevaba conmigo.
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En la FIL hubo muchas actividades y como tal, imposible estar en todas. Además de las presentaciones de Javier Vásconez, Leonardo Valencia, María Fernanda Pasaguay, Solange Rodríguez, Adelaida Jaramillo y Bolívar Lucio, las mesas llamadas "nueva narrativa" (donde participaron Luis Hernán Castañeda y Valencia) y "novísima narrativa" (con la narradora peruana Katya Adaui, la ecuatoriana Gabriela Alemán y el conocido crítico peruano Julio Ortega) y la mesa donde participé junto con Solange, María Fernanda y Adelaida, estuve en el lanzamiento de la novela Los vivos y los muertos del boliviano Edmundo Paz Soldán y de Las teorías salvajes de la argentina Pola Oloixarac, quien me firmó su ejemplar con lápiz labial (cómo me encantaría decir que fue solo el mío, pero la veintena de personas que estuvieron ahí me lo desmentirían). Fue curioso que mientras hacía la cola, el narrador peruano Gonzalo Málaga me contó que un poeta en Lima se salvó de una muerte por asfixia en una comida gracias a la maniobra de Heimlich. Esa noche conocí en persona a Diego Trelles, quien me había antologado en la versión web de El futuro no es nuestro. Coincidimos en que el presentador de Pola, el narrador Fernando Ampuero, se robó el show ya que a ratos sus preguntas parecían largos fraseos hermenéuticos que no permitieron que Pola se explayara. De paso, el que se haya pasado resaltando su belleza física seguramente fue un factor para cohibirla.
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La experiencia del lanzamiento de las siete novelas de Altazor (EME/A, la tristeza de la no historia, de Claudia Apablaza; Borneo, de Oliverio Coelho; Takashi, historias robadas, de Ernesto Carlín; Carbono 14, una novela de culto, de Jorge Enrique Lage; La noche que no se repite, de Pedro Peña; El fondo de nadie, de Juan Ramírez Biedermann) entre las que estuvieron la mía, La maniobra de Heimlich, fue increíble. Más de 200 personas estuvieron en la sala César Vallejo, la más amplia de la FIL. Harold temía que no fuera gente ya que ni Jaime Bayly, días antes no lo había llenado. Carlos Calderón Fajardo fue el encargado de lanzar las novelas y sobre eso escribió algo que ya circula en varios blogs.
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En fin, fue un viaje muy rico. La pasé mucho mejor que la vez anterior. Momentos muy emotivos compartidos, como la cena en casa de Ernesto Carlín reuniendo por primera vez a los siete novelistas (donde los pude conocer mejor a todos y donde Harold se mandó un genial monólogo imitando al presidente Alan García). La visita al bar Queirolo, con Diego Trelles y la poeta Victoria Guerrero. El reencuentro con los amigos del stand del ALPE (Alianza Peruana de Editores). La generosidad de las familias de Harold y Willy. El reencuentro con el embajador ecuatoriano Diego Rivadeneira, la agregada cultural Gabriela Falconí y el editor -junto con Gabriela- de Matapalo Cartonera, Víctor Vimos; al igual que con Gabriel Rimachi y Antonio Moretti. La sencillez y simpatía enormes de Carlos Calderón Fajardo. El conocer al filósofo peruano Víctor Samuel Rivera (para envidia de muchos, cenó con Gianni Vattimo durante su visita a la FIL). Las extensas conversaciones con Gabriel Ruiz Ortega (sobre Fresán, Bolaño, la historia de los cazadores de nazis en América Latina, la joyita de Fernando Iwasaki -Inquisiciones peruanas- que me ayudó a conseguir). La maratónica farra en un sitio de Barranco que nunca supe su nombre, con Diego Trelles, Victoria Guerrero y con Pola Oloixarac que apareció por ahí. La gran acolitada de la poeta y editora Melissa Patiño para acompañarme a la "un poquito peligrosa" zona de la Amazonas, donde venden libros usados (el policía nos dijo previo a llegar a la zona "no pasen por ahí que es peligroso"). El extrañísimo incidente ocurrido en la zona de Gamarra mientras Pedro Peña y Jorge E. Lage estábamos de compras, que nos di un enorme susto. La compañía de Leonardo y el editor Xavier Michelena, con quienes coincidí en el vuelo (fui testigo de cuando a Michelena lo abordó un sujeto muy peculiar, Alex Chionetti, que proponía editar un libro sobre el misterio de la Cueva de los Tayos, y cuya tarjeta de presentación dice Producer, consultant. "Ancient Aliens", "Destination: truth", "The UFO hunters") . El hotel "Cinco estrellas" de la avenida Canadá: historia digna de una segunda parte de Four Rooms.
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Maldita sea, Lima. Pese al frío, you really got me.
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En la foto: Ernesto Carlín, Juan Ramírez Biedermann, Claudia Apablaza, Carlos Calderón Fajardo, Alejandra del Pozo Muñoz, Oliverio Coelho, Pedro Peña, Jorge Enrique Lage y Miguel Antonio Chávez.

sábado, 7 de agosto de 2010

ERIZOS ATRAPADOS EN CUERPOS DE BUITRE. Siete narradores latinoamericanos publicados por Altazor en Perú

Escribe: Carlos Calderón Fajardo
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Una editorial alternativa peruana: Altazor, publica en un país sin gran tradición editorial a siete novelistas latinoamericanos simultáneamente. Es una hazaña. Me pregunto si no es también un signo, entre otros, de un acercamiento y compenetración de nuestros imaginarios narrativos, pero esta vez desde abajo, por una literatura latinoamericana no tutelada por España. El no poder publicar en España, – que apadrina el éxito literario en nuestro continente- está generando una reacción creativa desde abajo. Formas nuevas de publicación, distribución y contactos que, sin complejos, no pasa necesariamente ahora por el espaldarazo indispensable de la península ibérica. Hay antecedentes de este aparecer desde debajo de la narrativa joven en Latinoamérica: la antología de Diego Trelles El futuro no es nuestro, y la antología Asamblea Portátil, publicada por la editorial Casa Tomada, de Gabriel Rimachi, ambos escritores peruanos.
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A las novelas de Altazor las hemos llamado “Erizos dentro de cuerpos de buitres”, (tomando una frase de la novela Carbono 14 del cubano Jorge Enrique Lage, una de las siete novelas publicadas por Altazor). No creo que estas novelas busquen ser aprobadas por el canon de sus respectivos países, la crítica y hasta los medios. Estas instancias apuestan por el éxito desde arriba. Ya no se distinguen por tener como marco referencial la realidad de sus países, ni se alínean en la tradición nacional a la que estas obras deberían pertenecer. En ninguna de las siete encontramos un saludo a sus banderas. Se trata de meta-novelas que expresan una realidad que brota de la misma ficción. Representan una respuesta a los parámetros internacionales del éxito y a la literatura como deber patrio.
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Una segunda apuesta extraordinaria de Altazor, inédita en América Latina y el Perú, es que la editorial de Willy del Pozo no solo publica a siete escritores latinoamericanos, sino que en un automóvil de juglares recorre el interior del Perú, la sierra y la costa, confrontando a estas novelas de alguna manera desnacionalizadas con el corazón nacional de lo latinoamericano: las provincias. El éxito de la gira fue enorme. Esto puede ser leído como muestra de que se vienen produciendo cambios importantes en los lectores de nuestros países, pero no solo en las grandes ciudades sino en las provincias. En esta extraordinaria experiencia de Altazor, se va del centro a los márgenes y no al revés, como lo fue hasta ahora, en la apuesta literaria por el éxito. Escritores de los márgenes para lectores marginales. Lectores acostumbrados a una literatura canónica que saluda a la bandera, ahora confrontados a escritores sin bandera, que son saludados, aclamados, requeridos por inquietudes y preguntas de estos lectores ayacuchanos, trujillanos, piuranos ganados para un tipo de nueva literatura latinoamericana.
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Hasta los años 90, más concretamente hasta la caída del Muro de Berlín, dos tendencias literarias se enfrentaban creando una dialéctica de fuerzas opuestas. De un lado los que creían que la literatura era invención de la realidad y que en tal medida estaban al servicio de esta realidad, con aquel Vallejo que dice “toda obra genial viene del pueblo y va hacia él” que fue una frase muy utilizada por esta posición. La otra tendencia podía haber tenido como epígrafe también un verso de Vallejo. “Desconfiar del ojo, no del anteojo”. Esta tendencia planteaba que la literatura reinventa la realidad, Artificio (el anteojo) y no naturaleza (el ojo). Gran parte de lo mejor de nuestra literatura pasó por esta segunda tendencia: Borges, García Márquez, Onetti, Cortázar, Lezama Lima, Clarence Linspector. Cuatro grandes narradores latinoamericanos posteriores al boom van a abrir nuevos caminos: Puig en Argentina, Pitol en México, Reynaldo Arenas en Cuba, y Roberto Bolaño en Chile, que van a superar el paradigma de la realidad reinventada por una literatura que se reinventa a si misma. ¿Son hijos los novelistas de Altazor de esta última vertiente, en la que la literatura ya no reinventa la realidad, sino más bien la literatura se reinventa a si misma? Un epígrafe de la novela de Claudia Apablaza nos expresa ésta nueva sensibilidad. Cito el epígrafe: No quiero vivir aquí. Quiero vivir en el lenguaje. La reinvención del lenguaje es lo que interesa a estos escritores, y no como lo fue antes, el testimoniar la llamada realidad social de sus respectivos países. Una de las novelas, en este sentido, más representativas del grupo es Borneo de Oliverio Coelho. Estas novelas como dice Coelho son “como objetos que han extraviado su función”. En las siete novelas publicadas por Altazor encontramos una búsqueda de la irrealidad más que de la realidad. Lo primero saltante para el que las lee es el estilo. A diferencia de narradores jóvenes del primer quinquenio del siglo XXI, caracterizados por un lenguaje ostentoso, esteticista, una característica común a estas siete novelas es un lenguaje con adjetivos reducidos a la mínima expresión y sin uso de la metáfora. Ninguno de ellos cae en la prosa lírica, otro rasgo que era característico de la joven narrativa latinoamericana. El lenguaje no es ya barroco. En lo constructivo, es el fin de la clásica estructura con principio, clímax y desenlace, de lo narrativo como proceso. El relato de trama es reemplazado por una narrativa que conecta fragmentos. Párrafos de una línea, capitulillos, segmentos más que capítulos. Las historias se diluyen. Se inician historias que luego se abandonan. Las partes se relacionan por resonancias de sentido, por juegos de espejos, más que por consecuencias lógicas de un antes y después. La vanguardia perseguía lo nuevo, nuevas formas de expresión, en estos narradores hay búsqueda pero sin la dramática experimentación verbal de las vanguardias, es paródica y desenfada.
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A manera de conclusión, me gustaría formular algunas reflexiones sobre cada una de las siete novelas publicadas por Altazor. Me interesa mucho una idea que aparece en la novela de Claudia Apablaza la de “la no-historia”. Cuando los hechos no históricos son más importantes que los históricos. La imposibilidad de gestar una historia nos lleva a novelas sin historia y nos conduce a la tensión entre imposibilidad y la posibilidad de narrar dentro de un mundo donde ha quedado anulada la idea tradicional de historia. Esto de alguna manera se vincula a lo que el peruano Carlín entiende por “historias robadas”. Con Takashi, historias robadas Ernesto Carlín se coloca como uno de los narradores jóvenes peruanos más interesantes. El guayaquileño, -y no digo ecuatoriano-, Miguel Antonio Chávez desliza en su novela la idea de que los países sudamericanos vivimos imaginarios paralelos y en un “imaginario paralelo” que es su novela, nos cuenta una historia deliciosa sobre Borges y María Kodama en Guayaquil. Qué decir sobre el escritor cubano Jorge Enrique Lage, que vive, en Cuba, en lugar de dar testimonio de los cambios y actuales tensiones en la isla, opta por una novela sostenida en el lenguaje, sin que se pueda rastrear en su novela influencia de Carpentier, de Lezama Lima, Sarduy, Cabrera Infante, o Reynaldo Arenas. Su propuesta es distinta a la tradicional narrativa cubana, que como sabemos se caracteriza por su barroquismo. El escritor paraguayo Ramírez Biedermann, con una novela con un título muy sugestivo El fondo de nadie es una apuesta sugestiva proveniente de una literatura de la que sabemos muy poco, salvo, claro, Roa Bastos. La noche que no se repite del uruguayo Pedro Peña se trata de una novela policial, negra, experimental y novedosa. Finalmente, la novela Borneo de Oliverio Coelho, estupenda novela asentada sobre cartografías que desafían al mundo real; novela reflexiva, cuajada de aciertos en el lenguaje, Coelho y su Borneo nos propone pensar en los objetos que han extraviado su función. Y esto nos lleva a la última idea sobre la experiencia enriquecedora que ha sido la lectura de estas siete novelas. Representan, cada una, una propuesta de abandono de la novela clásica para brindarnos excitantes funciones para nuevas formas de escribir novela en Latinoamérica. Son muestra excepcional de lo que están escribiendo actualmente los jóvenes narradores de nuestro mundo. No están en la pelea de los epígonos por destronar a los padres fuertes (Borges, Onetti, Roa Bastos, Vargas Llosa, Bolaño). No sufren de una “angustia de la influencia” como diría Harold Bloom. Son ellos mismos. Son diferentes. Son erizos dentro de cuerpos de buitres.
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En la foto: Ernesto Carlín, Juan Ramírez Biedermann, Claudia Apablaza, Carlos Calderón Fajardo, Oliverio Coelho, Pedro Peña, Jorge Enrique Lage y Miguel Antonio Chávez.